(34) Enloqueciste.

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- ¿Estas enamorada de mi?

Su actitud de arrogancia volvió a él, opacando la vulnerabilidad que yacía antes.

Fruncí el ceño entonces mientras sentía su respiración cálida chocar con la mía. Tuve la intención de cruzarme de brazos por que se estaba poniendo presuntuoso.

- ¿Crees que no lo estoy? -le pregunté. - Entonces solo soy tu novia por que no tengo nada mejor que hacer ¿no?

Oh, Dios. Acabo de decir la palabra con 'n' en voz alta. Mis mejillas cada vez se sintieron más y más acaloradas.

Tenía millones de sentimientos revueltos en mi mente lo que provocaba que las mariposas en mi estomago se alteraran. Mi corazón palpitaba al cien por ciento y por más que Evan estuviera actuando de esa manera, lo único que me gritaba mi mente era que lo besara.

Evan elevó la comisura de su labio, maracando aquel hoyuelo en su mejilla.

- Creí que nunca lo escucharía de tus labios. - informó.

-No lo has escuchado aun... -dije casi en un susurro y bajé la mirada arrepintiéndome al instante. Estábamos demasiado cerca.

Logré ver como los músculos de sus brazos se tensaban ya que estaba cargando con su peso para no caerme encima pero mantenerme acorralada en la cama. Le acaricié el hoyuelo que se le dio a notar en su mejilla mientras fruncía el ceño al verlo de manera tierna.

- Dilo entonces. - me pidió.

Abrí en grande mis ojos dejando la broma atrás y esperando algún tipo de señal que me dijese que él solo estaba bromeando.

Luego me puse algo nerviosa al darme cuenta que él esperara que yo dijera en voz alta lo que siento por él. Ya lo había admitido... en mis pensamientos. Ni siquiera en mi blog, cuaderno o página. Solo ahí; en un lugar donde solo yo tengo permitido entrar.

- ¿Qué? - pregunté en una risita e intenté besarlo esta vez para que lo olvidara todo. Pero no funcionó.

- Solo dilo. - dijo con sencillez con una sonrisa dulce.

Tragué saliva pero no dejé que él notara que me estaba poniendo algo nerviosa. Escondí mis dedos en la parte baja de su cabeza y lo mire con intensidad; examinando cada esquina de su rostro como él hizo conmigo hace pocos segundos atrás. Tal vez me daba algo de miedo decirlo en voz alta, no sabía exactamente por qué, solo lo hacía. Pero si yo ya sabía que estaba enamorada de él, ¿porqué él no debería de saberlo?

- Evan yo... - empecé antes de que sus labios hicieran impacto con los míos, interrumpiéndome por completo. Luego fruncí el ceño cuando escuché que se empezó a reír inesperadamente.

Se separó de mi para esconder su cara en mi cuello mientras su risa dulce no se dejaba de oír. Me estremecí al sentir su respiración chocar en mi cuello ya que provocó un leve escalofrío en mi piel.

- Muy bien. Enloqueciste. - le dije mientras sonreía, porque, por favor, su risa me bastaba para que la sonrisa me durara todo el día.

Evan tiró su cabeza para atrás así cayendo en la cama mientras yo no podía estar más confundida.

- Eff, sé que no te gusta decir tus sentimientos en voz alta... - me dijo entonces. - Nunca te obligaría a decirlos si tú no quieres. - rió un poco. - Estaba jugando contigo.

Voltee los ojos mientras dejaba salir una sonora respiración pero no dejaba que la sonrisa en mi rostro no desaparecía.

Gracias al cielo solo estaba jugando, por que sinceramente no estaba lista para decirlo en voz alta y peor a Evan. Me voltee un poco para verlo; su mano estaba pegada a su cabeza así sosteniendo todo su peso en su brazo para poder verme.

La Chica Detrás del Blog. - [Libro I] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora