Evan.

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(54) EVAN

PASADO:

*****

Me levanté de un tiro de mi cama cuando me di cuenta que ya se estaba haciendo tarde. Me fui quitando el buzo mientras llegaba al baño y me bañe lo más rápido que pude. Me vestí con unos jeans y una camisa, y cuando iba a agarrar mi celular mis dedos chocaron con unos lentes oscuros. Fruncí el ceño y sin pensarlo dos veces los metí en mi bolsillo. 

Tomé la pequeña caja azul que había estado cuidando como oro y cristal todos estos días, y la abrí para verificar si lo que le regalaría a Effie aun estaba intacto. No me había costado mucho ir la semana pasada a pedir que hicieran este collar; había visto uno igual el cuello de Catherine y no dudé nada antes de pedirle el contacto de quien los hacía. 

Sonreí con el simple pensamiento de imaginarme el collar encima de la blanca piel de Effie. Guardé la caja en uno de mis otros bolsillos y bajé las escaleras para encontrarme con mamá. 

-¿Ya desayunaste? -me preguntó al verme.

 Asentí en seguida mintiéndole, ya quería llegar a la escuela y no quería atrasarme más. Vi que entre cerró los ojos y arqueó una ceja al verme. 

-Evan... -advirtió. 

-Mamá, ya voy tarde. -dije y fruncí los labios.

-Si a penas son las seis y media. Las clases ni han comenzado. -comentó. -Come algo. 

Renegué entre dientes y dejé caer mi mochila al piso mientras me acercaba a la cocina y sacaba el pan y la mantequilla de maní. Me hice un peanut butter-jelly-banana sandwich y lo envolví en papel aluminio. Mamá me hizo una cara de ¿enserio? así que me encogí de hombros.

-Me lo iré comiendo en el camino. -dije como si fuera lo más obvio del mundo. Ella rió y levantó las manos en rendición. Me acerqué a ella y le besé la cabeza como despedida. -Adiós mamá, te miro luego. 

Volví a colocar mi mochila en mi espalda y me dirigí a mi carro. Catherine me lo había dado en el momento en el que ella se compró uno nuevo y vendimos la antigua moto. 

Lo puse en marcha mientras iba murmurando la canción que estaba pasando por la radio. Me estacione en los estacionamientos de la escuela y me bajé del carro. Llegué a mi clase e hice una mueca cuando no vi a Effie sentada. Miré mi reloj de muñeca para darme cuenta que faltaba poco para que fueran las siete. 

Mordí mi labio mientras me iba a apoyar en mi mesa esperando que Effie cruzara por esa puerta para que yo pudiera rodearla con mis brazos así ella me dijera que nos estaban viendo y que eramos el centro de atención. Me encantaba ver como se ponía nerviosa; sus mejillas se tornaban rojas y movía su mandíbula para evitar tartamudear aunque siempre lo hacía. 

Pasaron los minutos y ella nunca llegaba. Fue ahí cuando caí en cuenta que ella me había dicho que hoy se iba a Issie para donde su abuela y que ella la iba a ir a dejar a el aeropuerto. Bufé en alto al saber que tendría que esperar mucho más de lo que tenía pensado para verla.

Un chico pelinegro se acercó a mi y alzó las cejas para saludarme. Levanté el mentón para devolverle el saludo. Lo reconocí como Mike; compañero y jugador del equipo. 

La Chica Detrás del Blog. - [Libro I] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora