Cada persona tiene diferentes formas de mirar, algunas raras pero expresivas de manera similar. Todos tienen sus propias maneras de dirigir su mirada hacia ti: con alegría, odio, tristeza, lástima e incluso con amor. Sin embargo, la mirada de Logan era distinta, y en ese momento, no podía descifrar lo que expresaba.
—Nadie me había dicho algo así, Lindsey, y no sé cómo responder —dijo Logan, con su tono característicamente firme.
—Pero podrías intentar, Logan —respondí, animándolo a hablar.
Él dejó escapar un suspiro, como si en ese suspiro se evaporaran todas las palabras que posiblemente quisiera decir. No entendía por qué era tan reservado. A pesar de su habilidad para proferir palabras hirientes, parecía incapaz de expresar sus propios sentimientos.
Un silencio se apoderó de la habitación, como si eso hablaran por nosotros. Logan y yo nos mirábamos, incapaces de desviar la mirada.
—Lo siento —murmuró Logan en un susurro.
Sus palabras me dejaron sin habla. Podía sentir la sinceridad en su voz. No sabía exactamente por qué lo había dicho, pero no me detuve a pensar demasiado.
Le volví dirigir una mirada y, al mismo tiempo, él hizo lo mismo. Puse una mano en su hombro y lo atraje hacia mí en un abrazo.
Logan me correspondió con una fuerza inusual, como si temiera que lo soltara. Sentí mi hombro mojado después de unos segundos. Pronto, los sollozos de Logan brotaron uno tras otro.
—Siempre estaré aquí para ti, Logan —le dije, frotando su espalda.
—Yo también te quiero, Lindsey. Te quiero mucho —murmuró mientras continuaba llorando.
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Lo que nos unía
Novela JuvenilEn un nuevo comienzo en una ciudad desconocida, Lindsey se encuentra en un mundo completamente ajeno. Sus padres se mudaron por trabajo, y mientras intenta adaptarse a esta vida llena de cambios, un inesperado vecino entra en escena. Logan, su enigm...