Tres días después

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En Bolívar todo volvió a la normalidad. Hayes me acompañaba en los pasillos y al acabar las clases, me acompañaba hasta mi casa y veíamos películas de terror, o a veces de romance. De vez en cuando me besaba y me decía cuánto le gustaba. Eso me hacía feliz.

Creo que Hayes nunca iba a ocupar su lugar de Logan, pero él me hacía una mejor persona en momentos más tristes.

Casi ya no pensaba en Logan y me rendí en buscarlo. El dolor de su ausencia era más bajo que los días anteriores. Su recuerdo seguía ahí, pero no vagaba como antes.

Aunque todo eso cambió de un día para otro.

Las campanas sonaron, salí del aula y me dirigí a la salida de Bolívar. Hayes llegó corriendo a mi lado y puso su brazo sobre mis hombros y me dio un pequeño beso en los labios.

—¡Oh, Lindsey! Hoy no podré acompañarte a tu casa, tengo que llevar a mi hermanita al veterinario, porque su gato está enfermo. No lo sé, es una tontería, ese animal ya está muy viejo para seguir viviendo.

—No hay problema. Además, tengo muchas tareas— Me escogí de hombros y saqué mi labio inferior como una niña pequeña.

—Amo cuando haces eso— Dijo Hayes entre risas y luego me besó.

________

Cuando llegué a casa, grité si había alguien, pero el silencio respondió mi duda.

Subí las escaleras, y mientras me dirigía hacia mi habitación, tatarareé la canción «Valery» de «Amy Winehouse». Abrí la puerta, y me paré cuando vi ocho sobres tirados en mi cama. Cada uno tenía un número pintado.

Me acerqué con lentitud. Vi hacia mi balcón y observé que había la punta de una escalera estaba apoyada sobre el barandal.

Alguien había entrado.

Por un momento, pensé en Hayes. Así que sonreí, me senté al borde de la cama y abrí cada sobre. Pero eran hojas blancas con pocas letras y, si las juntabas, formaban una oración.

Sobre uno:

Tus...

Sobre dos:

Ojos verdes...

Sobre tres:

Me...

Sobre cuatro:

Recuerdan...

Sobre cinco:

A un...

Sobre cinco:

Lugar...

Sobre seis:

Muy...

Sobre siete:

Especial...

Y el último sobre hizo que cortara mi respiración y diera un respingo. Mi corazón se aceleró y sentí un tipo dejà vú.

Sobre ocho:

Última pista.

Gracias por buscarme.

-Logan.

Logan sabía que lo estaba buscando. Él lo sabía y aún así dejó que yo siguiera sufriendo cada noche. Pero eso no importaba ya, ¡él había vuelto! Realmente estaba aquí.

Pero ahora, lo que escribió lo soñé. ¿Qué lugar?

—Tus ojos verdes me recuerdan a un lugar muy especial— Susurré.

Esperen, alto ahí. Había leído algo así en el diario de Logan. ¡Ahí estaba la respuesta!

—¡Oh, mierda!— Grité con furia al ver que mi escritorio estaba vacío. Recuerdo que ahí lo había puesto. Logan se lo llevó cuando entró.

Mierda.

Mierda.

Logan me dio una pista para encontrarlo. Esto era fascinante... Casi como una... Oh.

Leí de nuevo las palabras.

No recordaba haber escuchado a Logan decir algo así, pero tenía qué recordar lo que decía en aquél diario. Estoy segura que ahí estaba la respuesta.

Tenía qué encontrar a Logan.

Él me estaba llamando.

Lo que nos uníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora