Había dejado de ir a la escuela hacía un mes, mis padres tuvieron que mentirle al director que me encontraba enferma y éste dio la orden de darme un mes de permiso.
Sabía que el director no lo creía, pero sentía tanta lástima por mí que decidió ayudarme. Él siempre me preguntaba por los pasillos si estaba bien, pero jamás le contestaba y seguía caminando.
Una semana después de que se supiera que Logan había muerto, él hizo una despedida en su honor. Aún recuerdo todas las miradas tristes que estaban dirigidas a mí cuando pasé en el podio a decir un discurso dedicado a Logan. Dicho discurso nunca fue terminado, puesto que me eché a llorar frente a todo el mundo y no pude parar. Lloré a gritos. Un profesor me sacó de ahí mientras me cargaba en sus brazos.
Escuché los murmuros de las personas, nadie se reía, pero algunas lloraron de lástima y otras nada más quedaron en blanco.
Nadie podía entender por qué no seguía adelante, por qué quise tanto a Logan si él me trataba como una mierda. Y era cierto, pero él jamás tuvo un amigo o más que eso, y no sabía qué hacer. No sabía cómo tratar a las personas. Él trataba a todos como su familia lo trataba.
Cuando tocó la campana, me di cuenta que estaba caminando sin rumbo, sumergida en mis pensamientos.
Estaba perdida, no sabía qué clase me tocaba, por lo que opté irme al campo trasero.
Una vez estando ahí, subí las gradas hasta sentarme en la primera. El frío estaba presente y las nubes grises tapaban el ardiente sol.
Todo estaba en silencio, podía escuchar el aire correr, los insectos volar y el sonido de mi respiración.
En ese momento, mi celular comenzó a sonar.
Lo saqué de mi bolsillo de mi pantalón, lo primero que vi fue el nombre de Hayes, segundos después la oscuridad de la pantalla. Lo había apagado.
Hayes siempre me llamaba todos los días, y cada una de las llamadas habían sido rechazadas. No quería saber nada él. Para mi suerte, se había cambiado de preparatoria.
Él era una buena persona, por lo que no quería lastimarlo. Merecía más. Alguien mejor que yo. Yo sólo pensaba y sufría por Logan. Alguien que ya no estaba en este mundo.
Suspiré cansada, apoyé mi codo en una de mis piernas y miré a mi alrededor. No había nadie, me sentía sola pero me gustaba, no, en realidad me artaba. No me gustaba estar sola, pero yo misma me llevé hasta aquí. Yo tenía la culpa de todo y no podía cambiarlo.
Por lo que decidí irme a casa, no quería llorar en la preparatoria. Al fin y al cabo, tenía que prepararme para conocer a los nuevos vecinos.
Sentía que iba a ser una cena muy triste para mí y muy incómoda. Realmente no quería acompañar a mi mamá, pero le había prometido que estaría a su lado, no podía fallarle, ella había hecho mucho por mí.
***
Me miré una última vez al espejo, el maquillaje ocultaba la palidez y las ojeras de mi rostro. Me veía muy bien, físicamente.
Tenía una coleta alta, un vestido rojo que me llegaba arriba de las rodillas y zapatillas del mismo color.
Estaba nerviosa, no sabía qué decirles, no quería gritarles del por qué compraron la casa de Logan. Ellos no tenían la culpa de nada. Creo que ni siquiera sabían la existencia del chico.
Bajé las escaleras y me encontré a mi mamá arreglando la mesa, mi papá en el sofá leyendo un periódico, mientras tenía una pierna encima de la otra y movía su pie de arriba hacia abajo.
Ellos dirigieron la vista hacia mí y quedaron estáticos. Mi papá quedó con la boca abierta y mi mamá dejó de poner los platos en casa asiento.
—Te ves tan hermosa— Dijo mi mamá, rompiendo la tensión.
—Sí, así es, hija— Le siguió mi papá aún sorprendido.
—No es nada— Dije, un poco avergonzada.
En ese instante, el timbre sonó.
—Deben ser ellos— Musitó mi mamá, nerviosa.
Todos nos dirigimos hacia la puerta, mi papá la abrió y quedamos enfrente de nuestros vecinos. Mi mamá enfrente de la señora, mi papá enfrente del señor y yo enfrente del hijo.
—¡Pasen, pasen!— Los invitó mi mamá, señalando el lugar con entusiasmo.
Ellos entraron y los señores miraron alrededor con una sonrisa. El hijo, por otro lado, miraba con desgana un punto fijo. Sus manos estaban en sus bolsillos y se tambaleaba levemente de atrás hacia adelante.
—Pasan a la mesa, serviré la comida— Profirió mi mamá y todos excepto ella tomamos nuestros lugares.
—Es una muy bonita casa— Rompió el silencio el señor.
—Sí, eso creo. Aún falta algunas cosas más— Le respondió mi papá amablemente.
—La nuestra es un desastre— Habló la señora ahora. —Nos tomará mucho trabajo remodelarla a nuestro gusto.
Me tensé, pero para mi suerte, llegó mi mamá con una bandeja de comida. Había spaghetti, arroz, pollo frito y una ensalada.
—No nos hemos presentado, ¿cierto?— Preguntó ella.
—Llámame Irma— Se presentó la señora. —El es mi esposo Gorge— Lo señaló y éste asintió en saludo. —Y él es nuestro hijo, Travis.
El chico sonrió a duras penas, pero claramente le costó hacerlo. Su sonrisa ni siquiera llegó a sus mejillas, era tan serio.
Él tenía unos ojos esmeralda, como los míos, su cabello era negro y su piel era muy blanca. Su expresión era neutra, no sabía lo que estaba pensando en ese momento.
Travis me miró y en ese instante, aparte la vista. Me sentí nerviosa, puesto que su expresión me recordó a Logan.
¡No había un día en paz!
—Permiso— Dije levantándome.—Tengo que ir al tocador.
Ya no iba a volver.
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¡Hola a todo el mundo! ^^
No había actualizado porque estaba ocupado y, además, no tenía mucha inspiración ):
Pero aquí está ^^ Espero y lo disfruten 😙
Y gracias por todos los bonitos y gracioso comentarios, me alegran la vida 💛💛💛💛
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Lo que nos unía
Ficção AdolescenteEn un nuevo comienzo en una ciudad desconocida, Lindsey se encuentra en un mundo completamente ajeno. Sus padres se mudaron por trabajo, y mientras intenta adaptarse a esta vida llena de cambios, un inesperado vecino entra en escena. Logan, su enigm...