Capitulo 15.

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P.O.V Mario.

-Señor Bautista.-tan pronto escuche mi apellido me puse de pie casi corriendo hasta el doctor.

-Si?...-trate de retomar la postura.

-Sígame.-sonrió levemente. Ese tipo de sonrisa que da paz, justo lo que necesitaba ahora.

Comenzó a caminar por un pasillo. Mi corazón estaba latiendo fuerte contra mis costillas, estaba desesperado por verla.

Nos detuvimos frente a una puerta blanca que tenía ventanales grandes a sus lados. Se podía ver todo, los aparatos quirúrgicos y la camilla, pero por más que lo intente, no podía ver a ___tn aún.

-Tiene qué ponerse esto para poder entrar.-me entregó una bata, un cubre bocas y algunos artículos de acceso.-le daré unos minutos.

El doctor se marchó por el pasillo dejándome ahí con todo en mis manos. Reaccioné y me coloqué la bata al igual que el cubre bocas tan rápido como me fue posible.

Tome aire y di un empujón a la puerta para entrar. Y entonces la vi, ahí estaba, mi pequeña y frágil ___tn. Sus ojos estaban cerrados, dejándome una perfecta vista de sus largas pestañas. Sus mejillas que siempre estaban rojas, ahora tenían un color pálido al igual que todo su rostro. Un aparato de aire entraba por sus fosas nasales y sus labios estaban algo morados.

Verla así era demasiado difícil

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Verla así era demasiado difícil.

Me senté a un lado de la camilla y tome su mano, estaba conectada a un suero y casi tan fría como el hielo. La tome con cuidado y recosté mi cabeza ahí, sintiendo su ligero pulso.

Mi vida era totalmente distinta antes de ella

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Mi vida era totalmente distinta antes de ella. Hoy no puedo entender cómo antes fui capas de alejarme, como pude vivir tanto tiempo sin su sonrisa y sin sus ojos.

Le debo una muy grande a Mauricio por haberme animado a llamarla y pedirle disculpas, mi orgullo era mucho más grande que todo.

Y justo cuando creí que nada podría arruinar nuestro nuevo comienzo, "meto la pata" , no recuerdo que fue lo que hice para que ella saliera de el bar así de mal y terminará aquí. Pero sé que lo que dije no fue verdad, por qué hoy estoy más que seguro que la amo. La amo y daría la luna por qué ella tocara una estrella.

-Señor Bautista, es hora de que salga.-me estremecí al escuchar a la enfermera. Esto me había parecido una cantidad ridículamente pequeña de tiempo.

-Si... ya voy.-limpie mis lagrimas con mi suéter rápidamente. No me gustaba que me vieran llorar. -Regresare pronto Mcbrien, pero si tú puedes regresar primero sería genial.-susurré.

Me puse de pie y me acerqué a ella dándole un beso en la frente.

(...)

-Mario de verdad creo qué debes descansar, te ves muy mal.-Negué.-si ella despierta el doctor nos avisará.

Había pasado una semana, una semana de que ___tn estaba aquí, una semana sin ver sus ojos, una semana sin su sonrisa, sin su voz. No podía explicar lo difícil que estaba siendo.

Sebastián, Juanpa, Arango y otros amigos habían venido a ver cómo estaba ___tn o a traerle flores, pero no los dejaron pasar. Hasta ahora yo había sido el único que la había visto, y solo dos veces. Dos veces en una maldita semana.

-No...-tosí.-yo me quedaré aquí, no pienso irme.-camine hasta el sofá sentándome en el. Ciertamente me sentía algo débil por no comer bien y el no dormir también estaba afectándome en algún sentido.

Eran las 9:16 había pasado la noche anterior aquí y planeaba hacerlo de nuevo. No iba a apartarme de aquí hasta que ella despertara.

Mi madre acababa de irse, ella mi padre y Jan Carlo habían estado por aquí, también habían insistido en que fuera a casa y durmiera, pero no iba a hacerlo. No podía dormir.

Hasta ahora solo salía de aquí para ducharme y comer algo, luego regresaba a la sala de espera.

Después de varios minutos de que Mauricio y Stephanie me regañaran por quererme quedar aquí; aceptaron. Realmente yo no tenía intenciones de irme. Así que perdían su tiempo sermoneandome.

Me acomodé en el sofá, y aunque luche con todas mis fuerzas por mantenerme despierto, mis ojos pesaron y caí dormido. El agotamiento de días anteriores estaba acumulado en mi y esta vez no logre mantenerme despierto. Era inútil dormir, no podía descansar de verdad, mi mente estaba tan concentrada en ___tn que hasta en mis sueños aparecía, la veía parada en la carretera llorando y luego un automóvil ir a toda velocidad hacia ella pero por más que intentaba correr a ayudarla no lo lograba y eso solamente desataba la ansiedad y la desesperación en mi.

(...)

-¡Mario! Hijo, Mario...-abrí mis ojos lentamente.-Ella despertó.-mi corazón se aceleró y me levante de golpe sintiéndome algo mareado.-El doctor nos ha dicho que despertó.-mire a mi madre aún en shook y sonreí enormemente abrazándola.

-¡Despertó! ¡Ella despertó! Dios.-comencé a llorar mientras abrazaba a mi madre. La emoción que estaba sintiendo era enorme. -Tengo qué verla.-susurré.-¡Tengo que verla! -esta vez grite. Comencé a correr por el pasillo.

-¿Mario, hijo qué haces? ¡Detente!-mi madre grito pero no me detuve. Solo quería llegar hasta donde ___tn. Volver a ver sus ojos y escuchar su voz.

Al llegar me detuve afuera de su habitación y luego entre ignorando los gritos de las enfermeras detrás de mi para qué me detuviera. En el momento que entre... sus ojos, sus hermosos ojos café oscuro se conectaron con los míos y sonrío levemente, solo Dios sabe cuánto había extrañado su sonrisa.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y sonreí. Me abalancé a la camilla con cuidado y sin pensarlo la bese, tome sus dulces labios en un pequeño beso que para mi significó el mundo entero.

Sus débiles brazos hicieron un fallido intento por abrazarme fuerte.

-Te amo __tn, perdón, por favor no recuerdo qué ocurrió esa noche yo.... juro que lo intento pero no logro recordar nada y esta matándome- mi voz temblaba. Mi cabeza estaba escondida en su cuello mientras la abrazaba con cuidado de no lastimarla.

-Está bien, está bien.- Su voz me trajo tranquilidad y llore aún más. Sentía tanta felicidad acumulada que podía explotar en cualquier momento. No paraba de llorar como un niño pequeño. Quizá como nunca lo había echo. Sus labios tomaron los míos de nuevo. Todo mi cuerpo temblaba y las lágrimas nublaban mi vista. Solo podía dedicarme a besarla, y sentir sus pequeñas y frágiles manos rodeando mi cuello... como la había extrañado.

Why him?-Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora