Capitulo 27.

506 35 2
                                    

P.O.V Mario.

Abrí los ojos lenta y dolorosamente. Sentía que un camión estaba aplastándome. Cada respiro enviaba una corriente de electricidad hasta mi cabeza haciéndola estallar de dolor.

Visualice a un doctor frente a mi, a su lado estaba una enfermera.

Los guantes de el doctor estaban cubiertos de sangre, viajaban con gasas hasta mi vientre y luego la enfermera las quitaba y daba nuevas.

-Doctor...- mi garganta ardió como el infierno al intentar articular palabras. El doctor me miró con preocupación.

-Tranquilo hijo, todo va a estar bien.- la enfermera limpio su sudor y este volvió con las gasas a mi herida.

-¿Donde está ___tn? ¿Qué pasó?- me alteré al recordarla. Ella estaba teniendo una crisis antes del accidente.

-Ella está siendo llevada a quirófano ahora hijo...-cerró los ojos fuertemente por un segundo luego continuó con las gasas.

Mi corazón se estrujo. No puedo dejar qué muera, no puedo permitir qué ella se vaya así.

Flashback.

___tn y yo nos encontrábamos en el auto, íbamos camino a casa después de recibir nuestros certificados. No podía sentirme más feliz, el esfuerzo de los últimos meses había dado frutos y ahora podamos decir que estábamos graduados.

-Ahora me gustaría ayudar en una fundación para niños con cancer, tener un departamento grande y muy colorido y una enorme familia. Tal como siempre sale en las películas.-____tn río sin dejar de tomar mi mano mirando al frente.

-Y lo harás mi amor, te lo prometo.- ella sonrió arrugando un poco su nariz. Las mariposas en mi estómago me volvieron loco, no había nada que se comparará con verla sonreír.

Fin de flashback.

-Doctor, necesito qué haga algo por mi.- el doctor me miró frunciendo el ceño, y asintió sin dejar de hacer su trabajo.

Yo solo apretaba con fuerza las sabanas de la camilla mientras hablaba, los espasmos eran cada vez más fuertes y continuos. El dolor era casi insoportable.

Entonces con las pocas fuerzas qué me quedaban le conté lo qué deseaba, se negó rotundamente y me dijo que el no haría semejante cosa. Pero confié en qué mi anhelo pudiera convencerlo.

Colocaron una cánula de oxígeno en mi rostro, y entonces no pude hablar más,pero el dolor no disminuyó, me rendí y cerré mis ojos tratando de descansar. Estaba agotado, totalmente agotado, sentía como si hubiera corrido un maratón completo, sentí un líquido caliente en mi vientre y luego la presencia de varias personas en la sala y a mi alrededor.

-¡Código rojo en la sala 7! ¡Joven con hemorragia! Llévenlo a quirófano ahora.

Por mi mente pasaron mil recuerdos, yo siendo pequeño y jugando con mis padres, el día que Jan nació, cuando Daniel me tiro de aquel carrito y me enoje tanto con el qué usé su cepillo de dientes, los momentos al lado de ___tn. Su sonrisa, sus pequeños y lindos ojos mirándome al despertar, como arrugaba su nariz al reír, su linda costumbre de acariciar mis mejillas. Ese primer beso qué nos dimos, y el último, con ese amargo sabor a dolor y despedida.

Llegue a la conclusión de que jamás había experimentado tal grado de felicidad y satisfacción que ahora, pude hacerla sonreír y le hice saber lo enamorado que estaba de ella. Había cumplido mi misión en este mundo. Sonreí, el ruido dejo de escucharse a mi alrededor, el dolor paro, estaba tan tranquilo como jamás en mi vida lo estuve y entonces pude dormir.

¿Mi pequeña Mcbrien, alguna vez rompí una promesa qué te hice?

Why him?-Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora