Capítulo 3.

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Podía sentir los dedos de su esposo pasar suavemente por cabello mientras un silencio cómodo los envolvía en el silencio de la noche, no le había comentado nada acerca de cómo se sentía con respecto al rechazo de su hijo pero creía que no necesitaba hacerlo para que su esposo lo notase, aunque Taemin creía que todos a su alrededor habían notado aquel cambio de Hyung Su con respecto a él, cuando prefería a Min Ho por sobre él, sin importarle lo mucho que lo lastimaba y no importaba cuántas veces le pidieran que le diera tiempo a su hijo, él creía que ya lo había hecho suficiente y no veía ningún cambio, sino que sólo podía verlo más distante, al menos no lo había visto llegar otra vez lastimado o eso creía, porque su hijo parecía molesto cuando él quería ayudarle a cambiarse de ropa cuando llegaba de clases.

Dejó escapar un suspiro sonoro y sintió como los dedos sobre su cabello se movieron con más lentitud. Levantó la cabeza para ver si Min Ho ya se había dormido, notando su mirada sobre él.

—¿Qué pasa Bonito?

—Nada —Volvió a acomodar su cabeza sobre el pecho de su esposo.

Min Ho continuó con las caricias sin querer insistir porque sabía lo que le sucedía a su esposo, conocía demasiado bien que el tema que podía hacer suspirar a su esposo interminables veces en el día era Hyung Su, porque su hijo seguía distante y Min Ho quisiera poder hacer algo pero tampoco creía que pudiera hacer cambiar a su hijo u obligar que Taemin le diera espacio como el psicólogo decía, porque él era el punto medio entre los dos, porque al menos su hijo mayor no estaba tan distante con él, parecía ser ese rechazo sólo a Taemin.

—Bonito... —murmuró —te amo —siguió con sus caricias —y debes saber muy bien que nuestros hijos también lo hacen, aunque Hyung Su en éste momento esté un poco distante también te ama.

Había intentado darle palabras de aliento a su esposo, sin embargo aquello no fue lo que consiguió, sino que escuchó un sollozo y el cuerpo de Taemin sacudirse entre sus brazos, haciendo que lo abrazara intentando consolarlo, sin embargo lo que escuchó fue el llanto incrementar mientras Taemin murmuraba su temor de que su hijo no lo quisiera nunca más, que lo odiara por toda su vida, y haciendo que una pequeña sonrisa escapara de sus labios a pesar de que no fuera el mejor momento, porque sabía que los temores tenían una razón muy bien fundamentada pero también era consciente de que todo estaba siendo exagerado por su esposo y sus temores.

—Hyung Su no te odia —dijo la misma frase que siempre decía —sólo está un poco celoso por el bebé.

—Pero ni siquiera quiere hablarme —sollozó Taemin recordando como el niño parecía hacer un gran esfuerzo para dirigirle a él la palabra —él...

—No te odia —repitió —Bonito —tomó su rostro entre sus manos — por favor no llores más, no es bueno para nuestro bebé.

Min Ho sabía que no eran las mejores palabras para calmarlo pero también conocía bien que Taemin se esforzaría por dejar de llorar porque lo que menos que quería era que su hijo sufriera por todo lo que él estuviera sintiendo, y no importaba las veces que Min Ho había intentado hablar con su hijo para decirle que no lo dejarían de amar por el bebé que esperaban, parecía que en ese momento Hyung Su dejaba de escucharlos realmente para comportarse como un niño que estaba siendo regañado, porque si en ese momento le decía que abrazara a Taemin iba a hacerlo pero no porque quisiera hacerlo, sino porque lo sentía como una orden que debía ser acatada.

Sintió como poco a poco su esposo fue calmándose entre sus brazos y minutos después los sollozos se convirtieron en suspiros, viendo a Taemin dormirse entre sus brazos y él empezando a plantearse que tal vez debían buscar ayuda profesional porque no quería seguir viendo sufrir a las personas que amaba.

Mis pequeños traviesos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora