Mis pequeños traviesos.

Capítulo 11.

Cuando estuvo de regreso en el instituto tuvo que escuchar los regaños de Hyung Su porque él se había escapado de las horas de clases, así como a Hae Woo queriendo bromear acerca de que él era el hijo rebelde, quien tenía derecho a saltarse las clases y hubiera agradecido eternamente si sus asientos del autobús hubieran estado separadas porque su hermano no dejó de insistir acerca de querer saber lo que había sucedido con él como para que se fuera del instituto si él era un buen hijo, y al menos agradecía que su hermano mayor estuviera lejos de él, aunque le gustaría más si Hyung Su no le dijera nada a sus papás, porque al menos él no siempre estaba escapándose de clases.

Al llegar a la casa sólo saludó junto a de sus hermanos informando que había llegado y ni siquiera vio a sus padres antes de subir a su habitación, dejando su mochila en uno de los sillones que había en su habitación y se acostó en ésta. En su cabeza todavía estaba la conversación que tuvo con Ji Soo, en cómo la mujer parecía hablar muy en serio cuando le dijo que él era su hijo, y también como su respuesta acerca de que él no era su hijo y que dejara de decir mentiras parecía haberle afectado más de lo que pensó que lo haría, porque si la mujer mentía quizás pudo haberle afectado, pero no tanto como él vio que lo hizo porque en el rostro de ella se reflejó todo, pero Se Hee no quería creer eso.

Cerró los ojos y fingió dormir cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse luego de dos suaves golpes y la voz de Na Na informándole que debía bajar a comer, incluso la sintió moverse por la habitación antes de salir y su grito diciéndole a sus padres que él se había dormido, y creyó que había sido una suerte que hubiesen enviado a su hermana a avisarle que bajara a comer porque no hubiera sido tan fácil de convencer a sus otros hermanos de que él dormía pero necesitaba estar solo y dudaba que pudiera ver a sus padres en ese momento si el pensamiento que uno de ellos no podría ser su papá estaba pasando por la cabeza.

Sus pensamientos no dejaba de ir y venir de la conversación que tuvo con Ji Soo e intentó buscar en su vida algo que le dijera que ella tenía razón, que su papá Taemin no lo era realmente, pero no había nada que él pudiera recordar y que le dijera que era así, haciendo que cada vez se convenciera más de que la mujer le estaba mintiendo. Quizás ella sí tuvo una relación con su papá pero podía llegar a ser que estaba enojada porque fue dejada o porque su papá Min Ho encontró la felicidad con otro hombre, porque después de todo ella tampoco sabía que los hombres sí podían embarazarse y sus hermanos no eran adoptados como le dijo.

No estaba seguro de cuánto tiempo pasó, pero sí creía que la hora del almuerzo había pasado cuando escuchó nuevos golpes en la puerta, volviendo a fingir que estaba dormido porque creía saber quién era el que golpeaba y no estaba preparado todavía para enfrentar a sus padres y tal vez para salir de todo ese dilema en su cabeza debía hablar con sus padres, pero tenía miedo de la respuesta de estos; no quería escuchar que le dijeran que Ji Soo no le había mentido.

—Se Hee, cariño...

La voz de su papá Taemin fue suave al entrar en la habitación, pudo escucharlo y sentirlo cuando se sentó en el borde de la cama, así como sus dedos recorriendo suavemente su rostro y como acarició su cabello. Se Hee se esforzó más todavía en fingir dormir, pero a diferencia de Na Na a Taemin no era tan fácil engañarlo, en primer lugar porque los ojos de su hijo no estaban relajados al momento de dormir, y así como también lo conocía muy bien como para saber que su hijo no era de los que pasaba directo a su habitación a menos que tuviera algo que ocultar, y por un momento temió que se hubiera metido en problemas como Hae Woo solía hacerlo, pero ahora que lo veía sin ningún golpe que le dijera que había estado en una pelea pudo relajarse sólo un poco porque tenía que saber primero qué pasaba con su hijo para poder estarlo por completo.