Pasé por mi casa para buscar un par de cosas que necesitaría más tarde; entre esas, se encontraba el carro. Justo cuando creí que había logrado escabullirme sin ser descubierta, una mano se posó sobre mi hombro haciendo que diera un brinco.
-¿A dónde vas? -preguntó mi mamá.
-A estudiar en casa de una amiga.
-Creí que eso estabas haciendo esta tarde -me miró con los ojos entrecerrados y acomodó su mano en su cadera.
-Vine por unos libros -señalé mi morral.
Se quedó callada como analizando si estaba diciendo la verdad o si todo era una mentira. Con sólo revisar mis cosas tendría la respuesta, pero ella nunca había sido de ese tipo de madres.
-Está bien -se dispuso a regresar a su cuarto.
-Mamá -la detuve-. ¿El senador Waldorf se encuentra en la ciudad? Necesito preguntarle sobre un evento -mi intención real era saber si estaba en la mansión esa noche. Cuando él estaba presente, a Dhasia se le complicaba escaparse de casa.
-Tendrás que esperar hasta pasado mañana.
-Gracias -me di la vuelta conteniendo mi sonrisa.
La emoción que sentía se transformó en nervios cuando empecé a manejar. Durante todo el camino, me pregunté si lo que tenía planeado estaba a la altura de alguien como Dhasia.
Con su personalidad temeraria y el dinero que su padre tenía, podía ir a cientos de lugares interesantes. Yo, que no era muy espontánea y a duras penas tenía lo necesario para sobrevivir hasta el fin de mes, no podía ofrecerle mucho. Con el corazón en la boca, me estacioné en la parte trasera de la mansión y le marqué al celular. Mi primera llamada terminó en buzón de mensajes, así que tuve que seguir insistiendo. Cuando ya había abandonado la esperanza, ella contestó.
-¿Aló? -preguntó extrañada.
-Sé que es de noche, que quizá estés cansada y no quieras verme, ¿pero podrías escaparte? Te estoy esperando en la parte de atrás.
-¿Qué? -preguntó casi que en forma de exclamación.
-Entenderé si no puedes.
Hubo silencio del otro lado de la línea, pero alcancé a escuchar una serie de sonidos que me indicaron que estaba levantándose.
-Ya voy para allá -colgó.
Minutos después, vislumbré una silueta pequeña. Cuando se acercó lo suficiente, pude reconocerla. Estaba usando un short blanco, un holgado suéter café y unos tenis. Además, usaba gafas y tenía el cabello recogido en un tomate desprolijo del cual escapaban varios mechones rebeldes. Parecía que la había despertado.
-Pensé que pasarías la noche con Lauren -dijo apenas estuvo lo suficiente cerca. Por el tono en su voz y sus brazos cruzados, se notaba incómoda ante esa posibilidad.
-Prefiero estar contigo -confesé sin meditar consecuencias.
Por primera vez, vi que Dhasia se sonrojó.
-¿Qué tienes en mente para esta noche? -pasó sus dedos con nerviosismo sobre la malla que nos separaba.
-Primero, sacarte de aquí.
-Eso será fácil -caminó hasta la puerta que estaba a cinco metros y la abrió con un juego de llaves-. Alfredo me sacó unas copias -me explicó una vez frente a mí-. ¿Y ahora qué?
-Ahora debes dejar que te sorprenda.
Mientras caminábamos hacia mi carro, no podía evitar sentirme avergonzada. Entre los autos de su padre se encontraban marcas lujosas como Mercedes Benz y Ferrari; el mío era un simple Rover 620. Sin embargo, a ella no parecía importarle en lo absoluto. Se sentó en el asiento del copiloto con la misma emoción que tenía al escaparse de la mansión. Decidí mantener la intriga como ella solía hacer conmigo y manejé en total silencio hacia nuestro destino. Para aliviar su espera tortuosa, coloqué una emisora de radio que pasaba rock a esas horas de la noche. Cuando llegamos, me estacioné detrás de unos arbustos y le pedí que se bajara.
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SERENDIPIA PARTE II: DHASIA
RomanceMarianne es una adolescente solitaria que siente que no encaja en ninguna parte. Con un padre alcohólico y una madre inestable, no tiene más opción que realizar trabajos mal pagados con tal de poder terminar su carrera universitaria. Pero su vida to...