I. Cap 4.1

59 16 6
                                    

—No sé si debamos decírtelo —dudó Ander

No sabía cómo empezar, obviamente yo no conocía a la perfección la manera de comportarse con seres tan violentos.

—No tienen que, supongo que debe ser una de esas misiones clasificadas, ¿verdad? ¿puedo ver su mapa?

—Claro. —estiró la mano para entregármelo caminando hacia donde estaba.

—¿Y tú nave?

—Una falla técnica me obligó a eyectarme, ahora estoy en territorio desconocido, qué bueno que os encontré. —sonreí levemente, aunque lo que dije fuese mentira.

—¿Que nave conduces? — sus preguntas eran cada vez más frecuentes, esperaba poder responder a todas.

El raptor —respondí sin quitar los ojos del mapa, fingiendo como leer estos papiros antiguos—, mi escuadrón realizaba un entrenamiento de rutina cuando una falla en mis motores me saco de rumbo... Bueno, creo que les he quitado mucho tiempo, mejor me iré antes de que anochezca. —la psicología inversa, técnica muy usada entre ellos por lo que no dudé en usarla a mi favor.

—Nosotros vamos en dirección a como vuela el cuervo. —al parecer quiso decir que iban en línea recta—. No tenemos problemas en viajar juntos; además nuestra misión necesitamos muchos ojos vigilando en todas direcciones— nos serían muy útiles otro par más.

Sin darnos cuenta habían pasado 6 horas de caminata por lo que en un momento creyeron ir en dirección equivocada.

—Joder, espero que hallas leído bien el mapa. —acusó Erick a su colega Dani.

—Déjame ver. —le pedí, para que me dejase ver el dichoso mapa.

(¡bang...!)

Un dispara atravesó el mapa agujereándolo; alertando al equipo provocando un sobresalto en todos ellos. Rápidamente nos dimos cuenta de no estar solos, en ese medio camino del lugar exacto donde hallaríamos a los rebeldes.

—¡Cúbranse! —gritaron, llevando un brazo a la cabeza para protegerla, dispersándose por el lugar a toda prisa.

Todos corrieron tras distintas rocas incluyéndome, algunos se ocultaron tras unos árboles otros se tiraron al suelo para evitar el contacto con las balas. Nos venía disparando desde muy lejos parisiense ser francotiradores. El terreno plano y los escases de edificación no mayores a 2 pisos escaseaba, después de todo estábamos en un camino poco poblado, la ciudad estaba a ciento de kilómetros y nosotros casi en medio de la nada, sin embargo, durante todo este tiempo nos estuvieron siguiendo. ¡cómo no nos dimos cuenta! Incluso ni mi tecnología pudo detectarlos... Talvez no estaban solos, los de reconocimiento debieron ocultar sus pasos intencionalmente, no solo para que los rebeldes hicieran el trabajo sucio al acabar conmigo también quería acabar con los terrestres soldados; lo que suponía una amenaza para sus planes.

Sin más alternativa tuve que usar mis sentidos, en este caso usar mi visión capaz de alcanzar grandes distancias con absoluta nitidez; ustedes la podrían comparar con la vista de un águila o búho, superándolos en muchas ocasiones.

El tiroteo no paraba...

A lo lejos capté a dos de ellos trepados en arboles camuflados bajo una máscara de pinturas iguales a la de los árboles, llevan puestos cascos especiales y chalecos antibalas.

—¡Oye!... Toma... —el líder me lanzó una pistola.

—¡Que se supone que haga con esto! —protesté; esa mini arma no detendría el problema por lo que sin más rodé pasando a cubierta a lado de los arboles donde Ander se cubría; tomando parte de su pequeño arsenal eligiendo con rapidez un fusil de asalto, la ametralladora ligera M249, 5,56 mm, también conocida como arma automática de pelotón.

FURIA ESTELAR, La Alianza (Correcion Para Libro En Fisico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora