vingt et un

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Me había pasado toda la noche buscando centros médicos y consultorios, hallando por fin un psicólogo confiable. Eran las 3:34 am y no había dormido nada, rasqué mis ojos viendo a Eleanor dormir en el lado de su cama muy cómoda, suspiré y seguí viendo la página. Había decidido que llevaría a Harry a su primera cita con un psicólogo hoy, él estaba de acuerdo y no había ningún problema. Lo que temía es que no se desenvolviera bien en la consulta.

Quería a Harry, en serio me gustaba, más de lo que se podrían imaginar, pero las cosas eran difíciles con él, no era cuestión de un te quiero, un beso y ya. No sabía si él sentía lo mismo por mi, si entendía mis sentimientos por él, pero algo me decía que iba por buen camino. Él era una persona preciosa, era tan amable a pesar de todo el daño que el mundo le ha hecho. A la vez tan pequeño y frágil, necesitaba protección y yo se la daría. 

Sonreí apagando mi laptop, dejándola en la mesa de noche, donde se encontraba mi celular. Un mensaje de Tyler, uno de Mila, mi secretaria quien estaba tratando de conquistar a Eleanor... y otro de mi jefe, los contesté y me fui a dormir.

Al despertar, vi a Eleanor arreglarse para llevar a William al colegio e ir al trabajo, me sonrió y yo seguí en lo mío, levantándome y yendo al baño. Al estar completamente listo y con una taza de café, con las llaves del auto de Tyler en mis manos salí de mi casa. Había pedido el día libre, no hubo problemas con mi jefe al dármelo. Mi mejor amigo se hallaba en unas vacaciones por Latinoamerica con su esposa, por lo tanto me prestó su auto unos cuantos días, perfectos para llevar y traer a mi pequeño Harry.

Me estacioné al frente del edificio en donde vivía, estaba bastante deteriorado y descolorado, lo vi a él parado en la entrada con una mirada perdida hacia algún lugar de la calle, frotaba sus manos y sus labios temblaban. Bajé el vidrio y lo llamé, él me vio y vino hacia el auto en pasos rápidos, le abrí y entró sin dificultad. Estaba nervioso, se notaba en sus manos temblorosas y en como las frotaba repetitivamente, sus mejillas rosadas y sus labios rojos, sus ojos verdes y sus rizos color chocolate saliendo de ese lindo gorro azul. Era un príncipe, tan hermoso.

''Hola'' me dijo, yo le sonreí y él me miró.

''Hola dulzura, ¿estás listo?'' le pregunté poniendo el auto en marcha, él solo asintió viendo las calles llenas de nieve por la ventana. 

Dentro del auto había una vibra agradable, ninguno de los dos hablaba pero no era un silencio incómodo, él de vez en cuando me miraba y yo también lo hacía, en ocasiones nos pillábamos haciéndolo y solo sonreíamos. Llegué al pequeño establecimiento, un consultorio clínico bastante acogedor visto por fuera. Me bajé rápidamente y fui a abrirle la puerta a Harry, él solo se sonrojó y bajó la mirada, pude ver una pequeña sonrisa colarse en sus labios. Lo tomé desprevenido de la mano entrelazando nuestros dedos, sus manos estaban heladas y las mías calientes, encajaban perfectamente. Entramos viendo gente sentada esperando quizás su turno, me acerqué a recepción pidiendo una cita con la psicóloga, ella me dio un papel con un número y me susurró un eres el siguiente, yo solo asentí con amabilidad y fuimos hacia el consultorio que estaba al final del pasillo. 

''¿Estas seguro de esto? porque podemos irnos si así lo deseas, bebé'' le dije ya sentado en las sillas esperando nuestro turno, él se acercó a mi, como buscando calentarse. Tomé sus dos manos envolviéndolas en las mías. 

''Yo... yo estoy seguro'' dijo mirándome, con sus ojos brillando y sus mejillas rosadas como siempre, todo un niño precioso. Bajé mi vista a sus labios, se veían realmente hermosos, estaban rojos como sandía y se los mordía de vez en cuando, unas ganas de besarlo me entraron de repente, pero no lo haría, no quería asustarlo, todo a su tiempo. 

''¿Te habían dicho que tienes unos preciosos ojos verdes?'' me atreví a decirle, él solo sonrió mostrando su hoyuelo, y bajó la mirada, susurrando un bajito no. ''Pues ahora te lo digo, en serio son hermosos. Desde que te vi, me atrajeron a ti y ahora no quieren soltarme al parecer'' reí.

''Pe-perdón por eso'' hizo una mueca y yo negué, pasando mi mano por su suave mejilla, él cerro sus ojos acercando su cara más a mi mano, sonreí tan grande, no podía creer que tenía a mi lado a tal ángel. 

Nuestro turno había llegado y entramos los dos juntos, no sabía mucho de Harry y le expliqué a la psicóloga lo que sabía, él estaba callado, al parecer nervioso. La muchacha de cabello largo hasta la cintura y negro me pidió que saliera, que debía hablar con Harry. Le pedí que fuera cuidadosa, pues el rizado era una persona muy delicada. Ella asintió y me brindó una cálida sonrisa. Salí y me senté en el mismo lugar de antes, vi su placa con su nombre dándome cuenta que era extranjera. Su apellido tal vez era... ¿ruso?, tenía cara. 

La muchacha de nombre Anya, me pidió que pasara de nuevo. Explicándome toda la consulta, Harry se encontraba callado, pero no nervioso, estaba tranquilo y eso me dejaba paz. Al parecer Harry sufría de una esquizofrenia paranoide, bastante grave debido a la falta de terapias, consultas médicas y medicamentos. Me dio el nombre de un psiquiatra, debía llevarlo ahí luego, era una gran responsabilidad pero la tomaría con gusto. La chica me pidió la constante asistencia, para mejorar la situación del pequeño, sin duda lo llevaría todos los viernes.

Después de pagar la consulta, con las manos entrelazadas nos dirigimos hacia la recepción, haciendo una cita para el psiquiatra que se encontraba en aquel centro médico. El lunes a las 10 am, perfecto.

''¿Qué tal todo?'' le pregunté ya en el auto, él seguía igual de callado.

''Me siento limpio... yo, yo quiero seguir viniendo'' me dijo con una sonrisa, sus ojitos verdes brillaban y noté que su mano tomaba la mía, suspiré y le sonreí, asintiendo a su petición. 

❝No quiero llamarte en la noche, no quiero darte todas mis piezas. No quiero entregarte todos mis problemas, no quiero darte todos mis demonios❞


lovely [larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora