vingt-six

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Entré a mi departamento y una brisa de soledad me dio en la cara, suspiré un poco incómodo. Olía a cloro y el suelo estaba limpio, seguramente mi vecina había entrado para limpiar, la señora era bastante amable. Louis me dejó con un beso, era mi segundo beso con él y estaba saltando por todos lados de emoción. Reí y dejé la bolsa de comida en la mesa, cenaría más tarde, mientras me concentraría en guardar mis cosas.

Abrí el pequeño armario sacando una maleta de éste, no era tan grande, perfecta para una mudanza. Louis me dijo que pondría el departamento en venta y el dinero podía servir para cualquier capricho que tuviera, mientras él pagaba las terapias. Era muy terco, se estaba haciendo responsable de mi, no quería aprovecharme de él, ¡no lo hacía! pero siempre que hablábamos del tema me decía que no era problema, y que se encargaría de todo. Suspiré viendo mi ropa, desgastada y vieja, metí todo lo que tenía sin importar lo mal que se viera, acomodando correctamente la ropa, por último, mis dos pares de botas y mis zapatos deportivos, también sucios. Cerré la maleta y la puse a un lado de la puerta, froté mis manos y después de tanto tiempo volvía el impulso, no me preocupaba, la psicóloga me había explicado que era algo natural. Me acerqué a las paredes pasando mis manos por los rayones y palabras las cuales tenían mucho sentido para mi.

Estaba apunto de dejar una fase bastante importante y oscura de mi vida, le decía adiós a todo aquello que me hizo daño, a ellos quienes me acorralaban en la misma esquina de mi fría habitación siempre, aquellos que habían sido dueños de mis inseguridades, ya no se encontraban, no estaban, no volverían y estaba seguro de eso.

Salí de mi habitación viendo a una chica sentada en mi mesa, viendo la bolsa de comida pero sin tocarla. Me asusté ¿cómo había entrado a mi casa?, era alta y pálida, tenía el cabello largo y plateado, con un flequillo tapándole el ojo, sus labios eran rosados y sus ojos azules, cuando me vio sonrió. Un escalofrío me recorrió la espalda, la vi saltar de la silla de la encimera y acercarse.

''Hola Harry'' me dijo con una sonrisa, la miré extrañado. ¿Cómo sabía mi nombre, por qué estaba aquí?

''¿Quién... quién eres?'' la escuché reír bajito y caminó por toda la sala en la punta de sus pies, como bailando.

''Cariño, estoy en tu cabeza'' seguía riéndose, era bastante tierna y sus cachetes estaban sonrojados. Era una alucinación, se veía inofensiva, no sentía el mismo terror que antes. ''¿Tienes miedo de mi, eh? tranquilo, soy un sentimiento lindo'' me dijo para comenzar a revisar mis muebles, gavetas y demás. Reí dejando mis preocupaciones a un lado, me dirigí a la cocina para comer lo que Louis me había comprado, al parecer era una parrilla con ensalada y pan de jamón navideño, olía demasiado bien. 

Empecé a comer mientras veía a la platinada husmear en mis cosas, sonriendo de vez en cuando. Mantuve mi mirada en la cena cuando escuché un ruido, la miré rápidamente y la vi levantando mis patines del suelo, mirándolos con admiración. Me había olvidado totalmente de ellos, de mis noches de invierno en la pista de patinaje, sonreí ante los buenos recuerdos y ella se acercó a mi casi llorando de emoción.

''Dios ¿patinas? ¡Louis se morirá cuando lo sepa, debemos contarle!'' me decía chillando y saltando, yo fruncí el ceño, ¿cómo sabia de Louis?... Harry, está en tu mente, obviamente sabe. 

''Eh, preferiría que dejaras eso donde estaba'' le dije un poco nervioso, no había vuelto a pisar el hielo desde hace 3 años, ya hasta olvidé cómo lo hacía.

''Ok, ok. Muero por ver la nueva casa'' dijo lanzándose al sofá con una mirada soñadora, al parecer ya estaba al pendiente de todo lo que había pasado recientemente.

Y al verla, estaba muy seguro de cuál era ese sentimiento, uno que había empezado a experimentar, y que me hacia flotar por las nubes. Amor, era amor, seguridad, felicidad, todo junto. Louis se había robado mi corazón, y las lágrimas corrían de nuevo por mis mejillas cayendo hasta mi sonrisa, no pudo haber cambio más drástico a mi vida que éste.

❝Se está enamorando y sabe que es suficiente y el mundo mira hacia abajo y frunce el ceño. Levántate Johnny Boy, levántate porque el mundo te ha dejado yaciendo en el suelo, eres mi orgullo y alegría. Levántate Johnny Boy porque ahora todos te necesitamos❞

lovely [larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora