Capítulo 16 - En Alerta

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La tarde llegó para el Arauca, los trabajadores en el campo bajo el sol marcaban reces nuevas, las aves volaban en una misma dirección.

Hoy se hacía mucho el calor, a prueba a los peones que sudaban como puercos por el Sol tan caliente, las aguas de sus botellas no duraban mucho tiempo frescas. Y la tomaban casi hervidas.

La patrona por fin sale de su hacienda, ya había desayunado y almorzado. Era hora de trabajar, había mucho por hacer y...

Qué día no había tanto por hacer?

-Doña! - la llamó un peón.

Bárbara: ¿Qué pasa Tigre? - lo ve muy agitado.

Tigre: Mi Doña, hay una buena cantidad de plumas en las tierras, valdrían oro - le informó.

Bárbara: Plumas...- dijo pensante.

En San Fernando le darían una buena suma de dinero por ellas, sonrió por eso y enseguida da la orden.

Bárbara: Pos ora, a recogerlas no debemos perder tiempo. Se hará un buen negocio con ellas.- ordenó al mejor estilo de la Doña.

Tomó su caballo y partió con sus peones hacia el lindero sur.

Mientras cabalgaban por el otro lado de las tierras, los hombres de Altamira estaban marcando reces.

Pajarote: Pos, alguien sabe cuándo regresa el patrón? - preguntó a sus compadres mientras pasaba su mano por la frente, secando su sudor.

Carmelito: Eso si, quien sabe compadre Pajarote... solo se sabe que se iría a la capital con la niña Marisela por un buen tiempo - dijo mientras marcaba una res con el hierro de Altamira.

Pajarote: Y eso que ya ha pasado casi un Mes - dijo bebiendo.

Carmelito: ¿Casi? Hoy ya hace un mes que está en la capital - corrigió.

Pajarote: Shh... escucharon eso? sonó como una rama quebrarse.

Los compadres quitaron sus armas, revólvers y machetes.
Mirando por el lugar, fijando en quién pudo haber sido el del ruido.

Después de un silencio de varios minutos, los muchachos guardaron sus armas y volvieron al trabajo.

Carmelo: Esto raro - dijo extrañado.

Pajarote: ¿Raro? Rarísimo - corrigió.

Maria Nieves: Malo... malo, malo - dijo subiendo y bajando su cabeza a cada palabra que decía.

Pajarote: Mejor le seguimos, quizás era un animalito por ahí y nosotros preocupándonos por nada

Carmelito: Sí debe ser - asintió.

Carmelito: Sí debe ser - asintió

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Doña Bárbara: Otra Vida (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora