-¿Engañarlo yo?. - se preguntó Bárbara.
Recién se había dado cuenta de lo que le había dicho Santos, engañarlo por qué? Si ya no eran nada y no entendió por qué se lo dijo.
Bárbara: Yo no engaño a nadie... es más, él me engañó a mí! - se auto convenció.
Estaba tirada en la cama, no podía dormir solo pensaba lo sucedido en la poza.
Santos diciendo todas esas cosas, Sergio que los vio besándose y luego que él se fue enojado? O furioso?
Da lo mismo, sino que lo estaba con ella.
No podría reprocharle nada si ella misma no tiene idea por qué se dejó besar así.
"Aún quieres a ese hombre, no quizás como antes pero si le tienes cariño". - recordó las palabras de Eustaquia.
Bárbara: Eso no es cierto, yo no lo quiero. - se quería auto-convencer nuevamente. -Todo lo que pude sentir por él acabó, acabó y no se va a volver a repetir.
Sus palabras se oían tan convincentes que hasta ella se lo creyó.
¿Dormir? Nah!
Cómo podría dormir con esos pensamientos que no la dejan tranquila.
Se levantó de la cama poniéndose una bata cubriendo su pijama que acostumbraba a usar.
Bárbara: Debo de... - se decía ella misma pero fue interrumpida por Eustaquia.
Eustaquia: Mija, te andan buscando. - dijo la vieja entrando al cuarto.
Bárbara: ¿Quién?
Eustaquia: El joven Sergio.
Bárbara miró hacia la puerta y sonrió.
Él fue a buscarla, cambió su plan de ir a su hacienda. Sergio no es Santos y eso lo tenía bien claro.
Bárbara: Gracias vieja. - agradeció feliz.
Fue enseguida dónde Sergio la esperaba parado en la sala, al llegar lo vio inquieto en su lugar, Bárbara lo miró confundida.
Enseguida recordó todo lo que Santos le decía cuando cometía algún error, algo en el que él estaba en desacuerdo y le reprochaba diciéndole palabras hirientes.
Bárbara volvió a la realidad, temía que algo así ocurriera y no estaba dispuesta a escuchar algún reproche de parte de él, que se desquitara su furia con ella.
El miedo de nuevo estaba con ella.
Desde el otro lado del Arauca andaba muy cerca de la hacienda el miedo, se hallaba un escondite dónde estaba siendo llevado Balbino encapuchado y manos atadas hacia atrás.
Balbino: Ya les dije con no tengo dinero. - dijo en un grito para que lo soltaran.
-Silencio. - le respondió uno de ellos.
Paiba aún seguía tosiendo por la falta de aire y por los golpes que le causaron en su cuerpo. Fue sentado bruscamente en una silla.
-Desamárrenlo y destápenlo. - ordenó una voz.
Y así fue sus hombres cumplieron con su orden, Balbino aún tosía, una vez le destaparon la cabeza le levantaron el rostro por la pera bruscamente.
-Balbino Paiba, sabes quién soy? - dijo el hombre.
Balbino: Yo a usted lo he visto. - contesto Balbino, pasó saliva pensante. - No lo conozco pero... yo lo he visto. - afirmó.
ESTÁS LEYENDO
Doña Bárbara: Otra Vida (Editando)
Fiksi PenggemarDespués de la muerte del coronel Meléndez, la relación de Bárbara y Santos se empieza a complicar, como todos saben el quién terminó la relación entre ellos, pero en esta historia el quién termina la relación es Bárbara al descubrir a Santos con Mar...