Capítulo 23 - Ay, no!

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Santos: ¿Cuál estado? – volvió a preguntar Santos confundido.

Bárbara rápidamente pensó en una mentira para salir de esta embarrada.

Bárbara: ¿En cuál más Santos? En la que estoy, está que me agarra la cólera por todo lo que pasó en el miedo y tú solo piensas en saber de esos, te he dicho que no lo sé. – diciendo este último respira profundo, conteniéndose a no llevar su mano hacia el vientre.

Antes de que Santos pudiera hablar interviene el doctor Arias para arreglar su error.

Arias: Santos por favor entiende la situación, debo de llevar a Bárbara para mi consultorio así puedo revisarla mejor.

Santos no muy convencido asiente.

Manda a que los lleven hacia el pueblo, pues Bárbara no quiso que los acompañara y molesto asintió.

Cuando perdió de vista a la camioneta se adentró a la hacienda furioso por no dejarlo acompañar.

Carmelito apareció en escena, se sacó el sombrero, se acercó a su patrón y carraspeó con la garganta haciendo notar su presencia.

–Patrón.– dijo el peón, Santos volteó a verlo. – Logramos apagar el fuego.

Santos: Gracias Carmelito, puedes retirarte a descansar.

Carmelito: Gracias patrón, con su permiso patrón. – dijo colocándose de nuevo su sombrero.

Santos solo asintió.

Fue a ver a Eustaquia para saber cómo seguía y la encontró descansado en unos metros de ella estaba Genoveva, él hizo una seña de que haga silencio ella asintió y Santos se fue.

Bajó por las escaleras con el ceño fruncido, seguía molesto y en eso entró a la hacienda su tía Cecilia.

Cecilia: Santos, vine en cuanto me enteré, ¿qué sucedió? – preguntó saludando a su sobrino.

Santos: Hola tía, bueno pues como te lo dijeron seguramente, atacaron a Bárbara e incendiaron la hacienda. – contó él moviendo sus manos de un lado a otro y guardándoselas en sus bolsillos de sus jeans.

Cecilia: ¿Y Bárbara? Le hicieron algo? – preguntó de repente angustiada, cosa que sorprendió a su sobrino.

Santos: No, logró salir sin alguna herida, sabes? Se había armado una balacera y logré sacarla de allí. – contó soltando aire cansado.

Cecilia: ¿Y ella dónde está? Me imagino que descansando por el susto que llevó...

Santos: Pues no, te equivocas tía. – interrumpiéndola. – El doctor Arias se la llevó a la medicatura del pueblo. – se encogió de hombros.

Ella al oírlo se sorprendió.

Cecilia: ¿Cómo? No habías dicho que no le habían hecho nada? – preguntó confundida.

Santos: Sí así fue, pero cuando llegamos intenté por todos los medios para que me dijera quienes fueron los que la atacaron, no quiso, se alteró, se puso pálida y el doctor que había mandado a traer con Antonio, le dijo que no debería alterarse en su estado.– dijo recordando aquella escena.

Cecilia: ¿Estado? ¿Cuál estado? – preguntó aún más confundida.

Santos: Lo mismo pregunté yo, Bárbara me dijo que el único estado en el que estaba era por el que había pasado en el miedo y no quiso decirme más. Luego el doctor Arias se la llevó junto con Antonio y Bárbara no quiso que la acompañara. – se quejó Santos enfadado.

Doña Bárbara: Otra Vida (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora