Nathaniel caminaba por las calles del centro de Barcelona, realmente le gustaba la ciudad, pero se sentía mal ahora y no disfrutaba su paseo.
¿En serio el rubio había cambiado?
¿En serio le había dado la espalda completamente a su novia para que ella se enojara a tal grado de querer dejarlo?
¿Lo había dejado?
El rubio se detuvo en un local pequeño, era una cafetería muy pequeña y acogedora.
Entró y tomó asiento. Una amable señora le tomó la orden.
Su celular comenzó a sonar. Era Dake.
-¿Bueno?
-Vaya, que voz de funeral te cargas Nath. ¿Todo bien?
El rubio suspiró.
-No...
-¿Qué pasó?
El rubio le contó lo sucedido a Dake, quien lo escuchó atento.
-¿En serio Su se lo tomó tan mal?
-Si... Y creo que tiene razón... No debí hacerlo.
-Hiciste lo necesario... Tú tranquilo. Se le pasará.
-¿Y si no? ¿Si realmente me termina?
-No creo... Te quiere demasiado. Mira... Le hablaré, me preocupa que esté sola.
-Si, gracias.- El rubio colgó.
-¿Problemas en el paraíso?- Alzó la vista y se encontró a Lizeth.
-Empiezo a pensar que me sigues.- El rubio sonrió triste.
-No, es la cafetería de mi madre. En todo caso, tú me sigues.
Nathaniel sonrió triste y tomó de su café.
-Escuché lo que constaste de Sucrette.¿Necesitas hablar?-se sentó a su lado.
-No.
La pelirroja asintió y tomó una mano del rubio.
Se recargó en su hombro.
-Entonces te acompañaré en silencio... Aunque te aviso que no soy muy buena en eso...
Nathaniel rió. Su risa fue natural y la pelirroja sonrió.
-Justo eso necesito, gracias.
Lizeth asintió.
-Sabes que estaré apoyándote ¿verdad?
-Lo sé... Pero estoy muy confundido para hablar del tema, todos me dicen que hice lo necesario... Pero Sucrette me hace sentir como si hubiera tomado las peores decisiones desde hace un tiempo.
La pelirroja acarició la mano del rubio.
-Todo estará bien. Ahorita no te estreses, relajate.
.
.
.
.
.Sucrette estaba en su recamara. Tirada en su cama.
Pensando en la mirada de tristeza y desesperación del rubio cuando se fue.
¡Pero el había tenido la culpa de todo! ¿No?
La había negado, había cambiado, lo estaba perdiendo...
Su celular sonó. Era Dake. Sonrió, necesitaba un amigo de afuera ahora.
-¡Hola Dake!
-¡No puedes ser más tonta!
La chica observó el celular sorprendida.
-¿Qué?
-Hablé con Nathaniel. No puedes dejar a tu novio así. Pobre, está que se muere.
-Él me negó en televisión.
-Es por su futuro, cualquier trabajo que conlleve ser reconocido, tiene reglas de mierda al inicio.
-Él ni siquiera quería estar en la banda al inicio. ¿Y ahora hará todo?
-Si, por que ya le gusta. Mujer, deja de pensar en el pasado. Ahorita tienen el presente y tú podrías disfrutarlo mucho con el rubio pero lo arruinan tus inseguridades. Así que levanta tu trasero y ve a buscar a tu novio o le hablaré a Rosa para que vaya por ti.
Sucrette suspiró.
-¿Actué muy mal?
-Si.
-Es que entiende... Tengo miedo de que cambie para mal.
-¿Y arreglaras eso alejándote?
Sucrette procesó lo dicho por su amigo, era cierto. Si tenia miedo de que Nathaniel cambiara para mal, la solución era recordarle lo que realmente es, el chico que ama.
-Tienes razón. Iré a buscarlo.
-Así me gusta.
-Gracias.
-Cuando quieras.
Colgó y salió corriendo a pesar de las quejas de su tía.
No se detuvo hasta que llegó a los departamentos, ya eran las 2:00 am.
Tocó varias veces antes de que le abrieran.
Alexy con cara de sueño observó extrañado a su amiga.
-¿Su?
-Vine a ver a Nathaniel.
Alexy se talló un ojo.
-No llegó, pensamos que estaba contigo.
Sucrette sintió una presión en su pecho.
-Oh... No... No estaba conmigo. Me voy.
-Ya es tarde, quedate y mañana hablas con él.
-No... Mejor me voy.
-¿Segura?
-Si.- la chica cerró la puerta y suspiró.
¿Donde se había metido Nathaniel?
Sacó su celular y le marcó.
-¿Bueno?- Sucrette no supo que hacer, le había contestado una voz de mujer.-¿Buscas a Nath? Está dormido ¿Lo despierto?
La azabache colgó rápidamente y subió corriendo al siguiente departamento, tocó y Castiel le abrió.
-¿¡Qué quieres!? Son las dos, tabla.
Sucrette observó al pelirrojo con lágrimas en los ojos y lo abrazó.
Castiel no supo como reaccionar al inicio pero luego le acarició el cabello.
La azabache empezó a llorar, Castiel la abrazó más fuerte.
-Tranquila, estoy aquí.
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Juntos Contra Todo.
FanfictionSegunda parte de "Mi Delegado" Nathaniel y Sucrette viven lejos de París, en la hermosa España, estudiando y trabajando con sus amigos y nuevos conocidos, pero, todo se complica, siempre es así...