6. Casi dos cifras

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En este capítulo entenderemos muchas cositas ❤️


Los cumpleaños son especiales en la mayoría de las culturas, pero algunos lo son más que otros. Solo faltan dos días para que mi edad pase a tener dos cifras, y eso significa que hoy es el cumpleaños de Henrik.

Mamá siempre me ha dicho que agradece que no haya nacido hoy. Desde hace diez años, este preciso día es recordado como el 11 de septiembre, el día del atentado a las Torres Gemelas.

Todo el país—y el mundo—siguen abatidos por lo ocurrido. La magnitud del desastre, las imágenes de los edificios en llamas, el derrumbe, las vidas perdidas. En cada documental, en cada video, los gritos desgarradores, el humo cubriendo la ciudad, las estructuras que parecían inquebrantables desplomándose. Los aviones impactando. La consternación total.

Supongo que mamá tiene razón y que no es el mejor día para celebrar un cumpleaños, pero es inevitable. Los Fields han organizado una pequeña fiesta para Henrik, invitando a sus amigos del colegio. Me dieron la invitación, pero la rechacé porque no conozco a nadie. Martha pareció apenada cuando le dije que no asistiría, pero Henrik se alegró. En su lugar, nuestra familia ha quedado con ellos para cenar juntos más tarde. Aún me pregunto si su cumpleaños puede celebrarse sin él.

Al levantarme, me aseguro de amarrar bien el cordón de mi pantalón de pijama y me coloco los calcetines. Mamá detesta que ande descalza por la casa. Justo cuando llego al final de la escalera, alcanzo a oír a papá y mamá susurrando sobre mi cumpleaños. Apuesto a que también me están organizando una pequeña fiesta. Holly ríe abiertamente, seguramente disfrutando su desayuno. El aroma de las tortitas de papá impregna toda la casa, tentándome a cerrar los ojos y disfrutarlo.

Nuestro salón resplandece con la luz matutina. Los muebles de madera blanca relucen y los pequeños detalles en rojo le dan un aire elegante, justo como mamá siempre quiso. Ella decoró cada rincón con esmero, asegurándose de que todo en casa irradiara energía positiva.

La televisión de la cocina está encendida con el volumen alto. En días normales, me dejan ver mis dibujos animados, pero hoy, como cada año en esta fecha, están sintonizando las noticias.

Papá me sirve el desayuno mientras mamá limpia los restos de comida de la cara de Holly. En la pantalla, una periodista habla con solemnidad. Papá escucha con atención.

—Queridos espectadores, hoy se cumple un año más de aquel trágico suceso que marcó la historia. Un 11 de septiembre de hace diez años, el mundo fue testigo del atentado a las Torres Gemelas. Hoy rendimos homenaje a las víctimas y a sus familias. Desde AmericanTV, queremos recordar a las 2,997 vidas que se perdieron ese día. Que descansen en paz.

La pantalla muestra videos caseros grabados en el momento del impacto. Un escalofrío recorre mi espalda. Dejo el tenedor a un lado y me enfoco en la televisión. Pero lo que realmente me estremece es lo que viene después: las fotografías de las víctimas junto a pequeños mensajes de sus seres queridos.

"Lily: Murió querida por Eliott."
"Mery: Tus hijos te recordarán siempre."
"Alisson: Fuiste la mejor de mis historias, mi vida."
"Juliana: Tus padres te aman y siempre lo harán, ahora eres libre."
"Lenna: Pensaré en ti cada día hasta que deje de respirar."

Las frases son cortas, pero dicen tanto. Mis manos comienzan a temblar, mi vista se nubla. Cada imagen me provoca un impacto difícil de describir, como si conociera a esas personas, como si entendiera el horror que vivieron. Cierro los ojos y, por un momento, siento algo más. Un estruendo ensordece mis oídos. Columnas derrumbándose, el aire lleno de polvo, gritos de desesperación. Gente corriendo, muebles cayendo.

La voz de papá me saca de golpe de ese trance.

—Come, Atenea —dice con firmeza, tomando su café.

Apenas logro reaccionar. Intento volver a mi desayuno, pero mi atención sigue atrapada en la pantalla.

"John: Nunca pude aceptar, pero sí, me habría casado contigo."
"Mike: Gracias a ti tuve una hija maravillosa, ojalá supieras que tiene tus ojos."
"Mark y Serena: Por hacernos creer en el amor verdadero y por enseñarnos que las miradas abren el alma. Vuestros padres os aman y deseamos que estéis juntos allá donde estén."

El nombre Mark resuena en mi cabeza. Observo su foto en la pantalla. Mi respiración se ralentiza, mi estómago se calma y, por primera vez, siento algo diferente: una especie de conexión. Su cabello claro, su mirada... algo en él despierta en mí una sensación extraña, casi familiar.

Mamá y papá conversan sobre la señora Renee, nuestra vecina. Al parecer, Mark era su sobrino.

Me invade la sorpresa. Renee siempre ha sido una presencia cálida en el vecindario, una mujer sabia y de gran corazón. Nunca mencionó que había perdido a un familiar en el atentado. Nunca mostró su dolor. Pero ahora, saberlo me afecta profundamente.

—Siempre le hacen un memorial, cada año —explica mamá sobre él. Papá asiente, reafirmándolo.

Cuando papá sale con Holly rumbo a la casa de Renee, yo me quedo con mamá en la cocina. Ella me observa con cautela.

—¿Quieres hablar de algo, cielo? —pregunta en voz baja.

—No, mamá —respondo, aunque no estoy segura.

—¿Segura? Estabas muy atenta a la televisión —insiste.

—Sí... solo que... había tanta gente. Tantas vidas...

—Demasiadas —susurra.

—La señora Renee... ¿Mark era su sobrino? —digo al fin.

Mamá asiente con tristeza.

—Él y su novia Serena. Fue un golpe muy duro para ella —explica.

Trago saliva. Mamá me mira con dulzura y acaricia mi cabello.

—¿Quieres que te cuente un secreto? —dice con una sonrisa. Asiento—. Mark iba a pedirle matrimonio a Serena.

Sus palabras deberían reconfortarme, pero en su lugar, siento un vacío. Su historia quedó incompleta.

—Entonces... ella nunca lo supo —murmuro.

—Pero se amaban. Estoy segura de que Serena lo presentía —dice mamá, con esa habilidad suya de encontrar luz en la oscuridad.

—No... si nunca lo dijo... ella no podía saberlo.

—Las conexiones entre las personas son complicadas, pero... hay cosas que simplemente, se sienten.

Pienso en Henrik. En su cumpleaños. En la mudanza de su familia. En su mirada rota cuando nos recibió en la puerta, porque se enteró de casualidad de que iban a mudarse. Sus padres intentaron ocultárselo solo por este día. Por primera vez, no veo en él a alguien odioso. Lo veo como un niño enfrentando algo que no puede controlar.

Y luego, mi mente regresa a Mark. A su imagen. A su historia inconclusa.

Si Henrik fuera Mark, todo sería distinto. Jugaríamos juntos, seríamos amigos. Pero eso solo ocurriría en un universo paralelo donde Henrik es luz, y no oscuridad.


En multimedia tenéis a Mark y Serena ❤️

¿Qué pensáis de Atenea y Henrik siendo vecinos? ¿Y en el mismo colegio? ¿Qué sería lo peor que podría pasar?

LA CHICA CON EL ALMA DE HIERRO | Libro I Y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora