Atenea Hamilton lleva consigo fragmentos de sus vidas pasadas, historias marcadas por un mismo ser: él, Henrik. Durante siete reencarnaciones, sus almas siempre han encontrado el camino a reencontrarse, pero esta vez, el destino ha decidido cambiar...
Cualquier crítica constructiva es aceptada ❤️ Disfrutar mucho de este pedacito de mí.
Os dejo foto de una de mis personajes favoritas en este mundo: HALEY.
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Me siento tan sumamente exhausta que por suerte pierdo la noción del tiempo en todo el fin de semana. Apenas he podido avanzar el trabajo de literatura pero todavía tengo un buen margen de tiempo. Ahora mismo, lo único que me preocupa son los infinitos escenarios que se recrean en mi cabeza sobre mañana. Mis venas hierven cada vez que imagino a un Harvey sereno analizándome sin esa luz de discoteca, pero también lo hacen cuando imagino a Henrik cruzándose conmigo mientras él me ignora. Sin duda alguna, necesito recriminarle a este último que no me haya contestado al teléfono. Quien sí lo ha hecho es Harvey, quien se ha encargado de confirmarme que entre nosotros existe un tipo de conexión de esas que sólo ocurren en las típicas fantasías adolescentes que son tan fáciles de recrear justo antes de dormir. Además, que haya seguido interesado en conocerme sin ayuda del efecto del alcohol significa que realmente debí gustarle y no por una subida anómala de hormonas.
Las vueltas a la rutina nunca fueron difíciles para mí, sin embargo, este fin de semana ha sido demasiado delicioso. Admito que las primeras horas al despertar sentí como si me hubiera atropellado un camión, pero un buen zumo de naranja y un paracetamol hizo milagros en mí. Como si de una típica escena de perfecta familia americana se tratara, recogemos los platos entre todos y papá se encarga de ponerlos en el lavavajillas. Soy consciente de que algún día volaré del nido y echaré en falta hasta el aroma del suavizante de lavar la ropa, es por eso por lo que intento apreciar los pequeños detalles.
Me ofrezco a preparar el baño a Holly, pero mamá se me adelanta alegando que no le gustará a menos que lo haga ella. Holly asiente y se encierra en el baño mientras mamá resopla abriendo la puerta de nuevo. Entro en mi habitación y cierro la puerta tras mi paso, puedo escuchar cómo Holly ríe entusiasmada por la espuma. Mamá la regaña por echar el agua fuera y es como si pudiera ver a través de la pared como se cruza de brazos. Siempre imaginé creciendo junto a ella como algo más que una hermana: como amigas. Lo único que siempre he querido, es poder cometer yo misma los suficientes errores como para ayudarla a que no los cometa ella cuando crezca, creo que el mejor regalo que puedo hacerle es enseñarle a raíz de mi experiencia, pero somos demasiado distintas. Ni siquiera creo que desarrolle ni uno solo de mis gustos o los de mamá. Es espabilada, intranquila y preciosa. Son esos rasgos tan característicos de mamá los que la hacen tan especial: unos ojos azules intensos y un pelo rubio un tanto alborotado pero precioso.
Una vez parece que mamá consigue que Holly vaya a su cama sin rechistar, bajo a la cocina a llenar un vaso de agua para dejarlo en mi mesita de noche. Acomodo la almohada sobre mi espalda y echo un vistazo a mi teléfono. Con la excusa de asegurarme de que la alarma está activada para mañana, decido echar un ojo a Instagram. Para mi sorpresa, Henrik ha subido una nueva publicación -y hacía demasiadas semanas que parecía haberse desconectado de cualquier red social-: una fotografía junto a Jake y Nolan. Pero sigo sin recibir ni un solo mensaje de texto y ahora sé que no es porque no se haya conectado. Pero Harvey sí se preocupa por desearme las buenas noches y me hace saber sus muchas ganas por verme mañana.