27. Expuesta y decidida a que eso cambie.

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Coged aire, poner una buena música y disfrutar de lo que se viene en este capítulo ❤️


Holly jamás ha estado tan feliz, juega revoloteándose de lado a lado y de vez en cuando intenta convencer a mamá para que la deje salir fuera para caminar descalza por la nieve, pero sólo hace falta ver sus cejas arrugadas para saber que es una negativa.

Papá se rellena una y otra vez la copa de vino al igual que George, aunque mamá tampoco se queda atrás. Henrik se entretiene con el teléfono y en echarles miradas llenas de vergüenza. He tratado de integrarme en la conversación de adultos, pero definitivamente no encajo.

Imito a Henrik y saco mi teléfono para mandarle un mensaje a Harvey, apuesto a que debe de estar esperándolo, aunque la mala cobertura lo complica todo.

Me siento terriblemente frustrada. Alejarme de Harvey resulta perturbante. Últimamente ha estado tan excesivamente pegado a mí que siento que depende emocionalmente de mí y me aterra pensar que vaya a volverse loco si no consigo contactar con él.

- ¿Qué diablos vamos a cenar? -se escandaliza mamá con ese tono ebrio que tanto detesto.

- Deberíamos comenzar a hacer algo -suelta Martha del mismo modo.

Viendo que se hunden en un mar de risas en el que se unen papá y George, decido levantarme y dirigirme hacia la cocina:

- ¿Dónde vas? -dice Henrik en mi dirección, dejando el teléfono de lado.

- ¿Les ves con espíritu de poder cocinar algo decente?

Henrik les echa una ojeada y niega con la cabeza divertido.

- ¿Pretendes que cocinemos los dos?

- Iba a hacerlo yo, pero ya que te ofreces...

Él se echa la mano a la cabeza.

- No era el plan que tenía para ti.

Henrik tuerce los labios al darse cuenta de que seguramente ha pensado en voz alta:

- ¿Qué plan tenías para nosotros? -indago. Hace mucho tiempo que dejé de temer sus respuestas.

- Cocinar no, definitivamente. -Yo ladeo ligeramente la cabeza, él continúa explicando-. Te llevaré a un sitio esta noche.

Su tono de voz ha bajado, así que asumo que debo acercarme a su oído:

- ¿Esta noche? ¿A dónde?

En cuanto he salido del coche, no me ha sido difícil saber que no deben de haber demasiadas cosas por aquí, así que no puedo ni imaginarme en qué está pensando.

- Ya lo verás.

- ¿Está cerca?

- Ya lo verás -repite, inflo mis mejillas no convencida con la respuesta.

Asiento y huyo en dirección a la cocina para evitar que él vea mis mejillas sonrojadas. Pensar en pasar con él la noche en cualquier lado me resulta tan delictivo que mi cabeza ya está recreando cualquier paranoia, y se siente rematadamente bien.

- Iré contigo -salta, para mi sorpresa. Le miro extrañada-. No soy idiota, ¿crees que realmente iba a dejarles a ellos cocinar? Seguramente acabarían quemando la casa con nosotros dentro.

Asiento satisfecha y sus pasos siguen los míos. Mis nervios aumentan conforme nos acercamos a la cocina.

Nunca he cocinado sola, aunque no será porque mamá no ha intentado enseñarme sus dotes culinarias, pero simplemente no es lo mío. Harvey también ha intentado enseñarme, aunque acababa haciéndolo todo él e intentaba hacer ver que fue cosa de los dos. No me imagino a Henrik siendo tan delicado, comprensivo y mañoso como él.

LA CHICA CON EL ALMA DE HIERRO | Libro I Y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora