14. Veo la mirada de Serena.

565 51 7
                                    


Tengo contadas las veces en las que una simple fotografía ha causado en mí tal estrago, esta sensación tan desconocida y extraña para mí y, dolorosamente adictiva.

Henrik y Heather se ven jodidamente sonrientes, felices y cómplices mientras posan con sus helados, sus bocas se encuentran peligrosamente cerca, pero, ¿de qué me sorprendo? Está claro que hay algo entre ellos.

Han tenido una maldita cita. Y no entiendo qué me pasa, por qué no tengo hambre, por qué me cuesta tanto conciliar el sueño. Me permito aceptar que todavía me sulfura más el darme cuenta de que me siento peor cuando la veo a ella, no a él. Un sin fin de desagradables imágenes y sentimientos me vienen a la cabeza cuando acepto que es jodidamente hermosa.

Me obligo a mí misma a no sentir nada al respecto. No puedo odiar a Henrik por hacer su vida. Ni siquiera estoy segura de qué es lo que realmente me asusta y tampoco sé por qué creo que merezco una explicación cuando es evidente que no tengo derecho alguno.

La única conclusión a la que llego es que no sé absolutamente nada sobre nada, pero supongo que es lo más normal con dieciséis años.

Lo peor de la semana después del nuevo romance de Hero, es que resulta una mierda ser tan corporalmente expresiva, porque Harvey se percató demasiado rápido de que he andado rara y preocupada. Por otro lado, las chicas tardaron más de lo que pensé, quería llevarlo en secreto, pero en realidad me sorprende la facilidad que tiene Harvey por comprender mis sentimientos como si me conociera desde hace mucho tiempo. Ayer me llamó muy preocupado y estuvimos hablando alrededor de tres horas. Al principio me pareció que se me haría pesado, pero cuando quise darme cuenta ya estaba sonriendo y no podía contar el tiempo que llevaba escuchándole. Pero tuve que hacerlo, no pude evitarlo, tuve que sacarle el tema de lo que ocurrió en las pruebas y él volvió a perjurar que Henrik me miró de una forma extasiada, fulminante y detonantemente asquerosa.

Siento una increíble necesidad de escuchar lo mismo una y otra vez, mi cabeza pone esos ojos claros obsevándome.

Conozco cada una de las miradas de Henrik y si la palabra que la describe es asquerosa, yo lo sabría. Es imposible que él me mire así sin percatarme, con lo que debo decantarme a creerme que me miró... de otra forma.

Ni en tus mejores sueños, niña.

Dios, creo que nunca me ha mirado de una forma seductora... tal vez sí intencionada, como el día del castigo, pero incluso allí debo dudar sobre todo aquello que conozco. Jamás me ha mirado con deseo, al menos no creyendo que no estaría fingiendo, pero siempre sé cuando sus miradas mienten y lo hubiera dado todo por verlo yo misma y descubrir si era uno de esos momentos.

Imagina que no lo era.

Harvey también quiso dejarme claro que él se vio envuelto por el momento al recordar la pelea y no pensó con claridad al propinarle ese puñetazo. Mantiene firme su arrepentimiento, pero también defiende que sintió la necesidad de devolverle la jugada. Cree que si no marcaba territorio se vería débil, aunque a mi parecer, alguien que no responde a la violencia no es débil, sino todo lo contrario, pero supongo que tiene que darse cuenta por él mismo.

Sigo analizando la dichosa fotografía y me detengo al ver que Heather ha tardado apenas dos segundos en comentar la publicación:

"Un gran y maravilloso día...❤."

¿Hacía falta el emoticono del corazón? ¿No podría responder con otro emoticono como con el símbolo de un helado? No sé, tal vez algo más simple y normal. ¿Y esos tres puntos suspensivos? ¿Qué cojones quiere decir con esa sutileza sin acabar la frase?

LA CHICA CON EL ALMA DE HIERRO | Libro I Y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora