39. El vacío.

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Hoy es 11 de septiembre. Hoy es un día triste porque se cumplen 20 años del atentado de las Torres Gemelas.

Desde aquí aún nos mantenemos conmocionados por lo ocurrido. Por otro lado, como pequeño guiño, también se cumple un año más desde que Mark y Serena murieron en dicho atentado en esta novela. Por otro lado, también se cumple un año más desde que decidieron reencarnarse para volverse a encontrar.

Este capitulo es especial, y también hoy es el cumple de mi mama así que allá va ❤️

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Cualquier comentario, opinión o sugerencia es aceptado!!! He actualizado los dos primeros capítulos y ahora sí que están perfectos, por si queréis recordarlos justo hoy que es cuando se cumplirían dichos capítulos ❤️

Además, por dicho aniversario, adjunto unas fotografías de Mark y Serena.
Y en tiktok podeis encontrar trailers de la novela ❤️

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Desde el punto de vista de Atenea

Ni siquiera sé por qué nos peleamos pero estas tres semanas me han agotado emocionalmente. Olvidé cómo se sentía al no recibir sus típicos mensajes deseándome los buenos días -y las buenas noches-, sus estúpidas llamadas cuando su equipo favorito ganaba y sus repentinas visitas a mi ventana para verme cinco minutos antes de ir a clase.

Mis dedos juegan con el borde de mi falda, esa que tanto le gusta.

Mi uniforme de animadora siempre ha sido mi barrera, mi escudo. Con él siempre he sido capaz de todo, incluso de reprimir mi orgullo y pedirle perdón por mi enorme falta. Aunque ahora que soy capitana deberé ser el doble de fuerte y deberé derribar incluso mis propios muros.

Pero por él siempre todo merece la pena.

- Me sorprendió que me llamaras -suelta cortando la tensión. Sus manos están relajadas sujetas al volante sin desviar la mirada de la carretera.

- ¿Creíste que no lo íbamos a arreglar?

- No, creí que no serías tú la que me buscaría a mí, la verdad.

- Fue mi error.

- Lo sé.

- Y quien comete el error es quien debe pedir perdón.

- También lo sé.

El alza las cejas a modo de seguridad.

- Sé que no suelo hacerlo. -Mark carraspea la garganta-. Es decir, sé que no suelo vencer a mi orgullo.

- ¿Pero? -sigue presionando.

Mi pecho sube y baja: nerviosa, desconcentrada. Su forma tan singular de tratarme como una niña pequeña a la que deben educar sus padres puede conmigo. Esa forma de querer que asuma las consecuencias de mis actos.

- Pero te quiero más a ti.

Veo cómo su comisura se alza considerablemente a través del rabillo del ojo.

- Serena dando la cara por sus errores. Vaya, vaya -dice con burla.

- Por favor, basta.

Mi cara debe de estar roja como un tomate. Odio que haga esto, odio sentir que él tenía razón y odio asumir mi culpa, sobre todo si debo hacerlo en voz alta y delante de él. Pero Mark parece disfrutarlo.

LA CHICA CON EL ALMA DE HIERRO | Libro I Y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora