20. Hay otra persona en el mundo para ti.

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Quiero convencerme a mí misma de que no es para tanto, pero estoy aterrorizada. No entiendo qué tiene de especial esta fotografía si de todos modos enseñamos las bragas en cada pirueta. Por suerte no se me marca... nada. Supongo que la especial gracia son los memes que harán con ella.

No quiero que eso pase, no puedo permitir que nadie se ría de mí por esta estupidez.

Seguro que nadie le da importancia...

¡Estoy en el instituto! Todos aman hablar mal de todos.

Analicemos la situación... si le llegó a Harvey, puede ser que ya la hayan mandado a todos...e incluso... a él.

Mierda.

Necesitaba que Harvey me hubiera contado sobre la foto con más tacto, que me hiciera entender que no tiene importancia. Pero lo pintó como todo lo contrario. Los sudores aumentan con fluidez y se suman a mi enorme resaca.

Froto mis ojos y al estar mi campo visual totalmente en negro, me recuerda a cuando Henrik me llamó el jueves. Fue tanto lo que llegué a contarle... tantas confesiones y lo que llegué a adorar hablar con él.

Fue muy inesperado cuando vi su nombre en la pantalla justo cuando faltaban pocos segundos para que el reloj marcara media noche y que ya fuera viernes. Me ha llamado alguna vez... pero siempre para hablar algo breve sobre alguna salida con nuestras familias.

No sé qué esperaba, pero me hice de esperar pues lo cogí justo en el ultimo tono. Su voz sonaba más ronca de lo normal y bostezaba de vez en cuando. Me preguntó cómo llevaba el examen de francés y le confesé que tenia demasiadas cosas en la cabeza y que cerré mi libreta para irme a dormir, aseguré que repasaría a la mañana siguiente.

Eso no le bastó, pensé que lo dejaría pasar pero fue todo lo contrario:

- ¿Qué cosas pueden atormentar a Atenea Hamilton? -me preguntó.

- Más de las que crees -reproché ante su tono.

- Dímelas.

- ¡No! -me negué, riendo.

- ¿Por qué no? ¿Qué hay mejor que contar algo y que alguien quiera escucharte?

Eso me sorprendió. Realmente le interesaba, decidí aprovechar porque sentía que eso se estaba intensificando, antes tragué saliva:

- ¿A veces no sientes como si... estuvieras fuera de lugar?

- Demasiadas. -Afirmo, yo alcé las cejas.

- ¿De verdad?

- Te lo prometo. -Su tono era tan suave que supe que decía la verdad, que se estaba abriendo a mí y quería saber más-. Es extraño, a veces creo que tengo el poder de tener todo el control y otras no estoy seguro de absolutamente nada. Siento... como si no perteneciera al lugar adecuado, como si existiera otra forma de vida en la que yo podría ser... no lo sé. Ni siquiera sé si tiene sentido nada de esto en mi cabeza. Imagino que en la tuya no.

- Más de la que crees.

Pude escuchar un exhalo cuando alzó una de sus comisuras, como si lo hubiera visto a través de la pantalla.

- Quizás estamos locos -dijo.

- Quizás sí, pero es extraño que dos locos crean lo mismo.

Él rió y mantuvo un silencio muy dulce.

- Dos locos que buscan algo que no saben si existe.

El corazón me dio un vuelco con sus palabras, tuve que relamerme los labios pues estos se me secaron al instante.

LA CHICA CON EL ALMA DE HIERRO | Libro I Y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora