A partir del próximo capitulo ya será la historia presente. No olvidéis votar y pasarle la historia a vuestras amigas, por favor ❤️
Sus manos, cálidas pero rugosas, ásperas pero fuertes, acarician las mías de tal manera que erizan mi piel por completo, un escalofrío me invade y me doy cuenta de que estoy a punto de vivir la mejor historia de todas.
Le miro a los ojos y me veo reflejada en su iris. Ese iris que dependiendo de la luz, cambia a placer. Ahora mismo tienden a un color verde muy suave, tan suave que tienes que acercarte a centímetros de él para apreciarlo.
Quiero creer que está nervioso, pero dudo que lo esté tanto como yo. ¿Me habré puesto el atuendo adecuado? ¿Le estaré pareciendo interesante?
Cada vez que nuestras miradas se cruzan entre estos silencios nada incómodos, me veo obligada a mirar hacia abajo, a bajar la vista. Será que estoy demasiado nerviosa, y es que es mi primera cita oficial con él. No me considero una experta pero sin duda siento que he olvidado todo lo aprendido en cuanto a chicos ahora que le tengo frente a mí, él es diferente. No dejo de estar pendiente de no temblar mientras sujeto mi taza de café, de que no note que mi corazón se revoluciona a mil por hora, de que no puedo mirarle a los ojos durante más de diez segundos seguidos, pero él aparenta estar tan tranquilo... no sé si eso es buena señal o resulta ser todo lo contrario; por una parte, que no esté nervioso tal vez se deba a que se sienta cómodo conmigo, pero por otro lado, si yo estoy tan nerviosa, es porque él me gusta mucho, y si él no está tan inquieto por dentro como lo estoy yo, tal vez signifique que yo no le guste tanto como él a mí.
- ¿Serena? -dice buscando mi mirada.
- Eh... ¿sí? -la levanto.
- ¿Estás bien?
- Por supuesto, ¿por qué no iba a estarlo? -intento aparentar normalidad.
Pero no cuela. Me mira con una pequeña sonrisa divertida y bien disimulada, como si se tratara de la mismísima Mona Lisa. Después, la desvía hacia mi mano que está justo entre mi plato y el centro de mesa, cerca del bordillo. Él se adelanta y coloca la suya justo encima. Las observo. Nuestro tacto, ese roce, una electricidad.
- No tienes por qué estar nerviosa -dialoga con un tono tranquilo.
- Pero si yo no estoy nerviosa -río, como si estuviera bromeando. Pero sólo ha dicho la pura y triste verdad. Intento disimular los miles de fuegos que juegan en mi estómago.
Él gira un poco su cuello, sus cejas alzadas y mostrando sus perfectos dientes.
- Joder, ¿tanto se me nota? -admito finalmente, bajando mi mentón y mi mano reposando en mi frente, ocultándome de él avergonzada.
- Tu pierna no deja de temblar, lo ha notado hasta el camarero -bromea.
- Es que tú... ¿no estás nervioso? ¿Ni una pizca? -intento averiguar. Quizás me he precipitado, pero espero que su respuesta me haga sentir bien.
- No -sentencia-. Creo que me he imaginado tantas veces nuestra primera cita que mis nervios se controlan por sí solos por instinto.
Levanto el mentón con rapidez. Desconozco cuánto tiempo ha pasado o pasará mientras conectamos a través de nuestra mirada. No esbozamos palabra alguna pero tampoco las echamos de menos.
Abro mis ojos con dificultad y un horrible dolor punzante me sacude en la zona inferior del estómago. Me estremezco. Es un dolor... extraño. Creo que jamás sentí algo semejante. ¿Habré enfermado?
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LA CHICA CON EL ALMA DE HIERRO | Libro I Y II
Novela JuvenilAtenea Hamilton esconde en lo más profundo de su ser distintas historias, en las que todas tienen algo en común: él, Henrik. Tras siete vidas, estas dos almas se reencarnan una vez más para volverse a encontrar. Sin embargo, parece que esta vez el d...