Capitulo 1

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-Bueno, esta es nuestra primera sesión, podemos empezar por crear un vínculo de confianza- decía la doctora amablemente- Mí nombre es Danielle, por favor llámame por mi nombre, que me digan doctora me hace sentir mucho más mayor

Me causo gracia, su amabilidad era contagiosa y pues a diferencia de muchos psicólogos por los que había pasado esta había comenzado con el pie derecho- Mí nombre es Jade Thirlwall- Me acomodé un poco en la silla y me tomé un momento pensando en que podría decir, no era buena para las presentaciones- Pues tengo 24 años, no sé qué más decir, ¿Qué edad tiene usted?

-Tengo 30 años- respondió con una reluciente sonrisa, parecía de menos- Revisé tu registro, así que ya has pasado por aproximadamente 5 psicólogos distintos en los últimos meses, espero no ser una más del montón- Soltó una risa y se acercó a su neverita, sacó una botella de vodka y me sirvió un vaso, le miré sorprendida pero ella simplemente levantó su vaso como señal de que también tomara, obedecí y me ofreció una sonrisa- Así que vienes por la muerte de tus padres- La última frase la dijo detenidamente viendo al parecer mi historia plasmada en el largo papel- No pareces muy afectada

-No lo estoy- Admití- Nunca fue una buena relación de padre e hijos

-Ah, tienes hermanos

-Tengo 1, me lleva 3 años- Tomé un trago de vodka y dejé sentir el líquido quemar poco a poco mi garganta. Me analizaba con la mirada mientras que sonreía

-¿Pareja?

-¿Cuál es tu significado de pareja?

-Pues, antes de responder ese tipo de preguntas, me alegra saber de que me estés tuteando- Se acercó a mí y se apoyó en su escritorio- Estás como grande para saber el significado de cuando se tiene una relación sentimental , también tienes la edad como para tenerla

Negué con la cabeza y ella incrustaba su mirada en mí, totalmente risueña- Pues ya veo, tienes aspecto de tener muchos pretendientes, eh

Me tomé un momento para pensar acerca de lo último que había dicho.

-Involuntariamente asentiste- Rió- ¡Que interesante caso el que me ha tocado! pero bueno, no nos salgamos del tema- Se sentó en su silla y empezó a escribir algo en los papeles que me habían obligado a traer, la analicé mientras escribía en su tablilla. No parecía tener 30, aparentaba un poco más de mi edad, tenía el cabello largo, lucía un lindo color castaño que combinaba con sus ojos,  también era delgada, cejas bien sacadas y lo suficientemente alta como para denotar elegancia al caminar – Tenemos cita dos veces por semana, 1 hora ¿Te parece?- Me pasó un papel, eran los martes y jueves, la seriedad le quedaba a la doctora, me reí en mi interior

-Mis padres trabajaban demasiado como para ocuparse de mi- Dije de repente, pensaba que se iba a sorprender pero no lo hizo, solo me dirigió un poco más de atención y seriedad- se preocuparon tanto por el futuro de mi hermano y yo que no notaron nuestra presencia, ¿no te parece algo normal

-¿Por qué trabajas?, eres prácticamente millonaria ¿No?

-La imagen de niña mimada no me queda muy bien- Dije orgullosa- Esa pregunta que me acabaste de hacer me la han hecho toda mi vida, ¿Por qué estudio si tengo todo mi maldito futuro asegurado?- Reí irónicamente- No tenía como callarles la boca en ese entonces. Mi abuela se dio cuenta de que a mi hermano y a mí nos molestaban por nuestra- Me detuve un momento y bebí del vaso que ya casi se acababa, respondiendo a mi suplica ella se levantó y busco nuevamente la botella y lo llenó, hizo una seña para que continuara- Nuestra favorable situación económica, mi abuela nos inscribió en un colegio fuera del país hasta bachiller y nuevamente a petición de ella manejábamos una vida desapercibidos de nuestros padres en un pueblo cercano de acá y estudiábamos en una escuela privada sin mayor costo.

-Vaya vaya, te has destapado, niña- Dijo riendo- Y por fin entramos al círculo de confianza

Había salido ya del consultorio y esta vez no tuve un aburrimiento que dominaba mi cuerpo, revisé mi teléfono mientras esperaba que me entregaran la orden para mi próxima cita, era en dos días, suspiré y noté que iba un poco tarde al trabajo pero no hice intento por apresurarme, tenía 6 mensajes de Perrie y todos preguntándome que si ya podía pasar a recogerme, suspire y le respondí que en cinco minutos estaba bien

Salí y me senté un momento esperándola en una plaza cercana, al llegar se bajó y me abrió la puerta del copiloto con una gran sonrisa, yo me reí y le torcí los ojos, me senté y me abroché el cinturón

-¿Es mucho pedir dejar las formalidades?- tomó mi mano y beso mis nudillos con suavidad

-Te mereces todas las formalidades-Comentó riendo

-Maneja, voy tarde- Le dije seriamente

Ella rió y empezó a manejar

-¿Y qué tal la psicóloga?

-Aceptable

-¿Te convenció?

Asentí y me deje llevar por la música que casi siempre ponía para mí, me quedé mirándola, siempre se concentraba cuando manejaba de una manera muy chistosa, a veces me correspondía la risa

-Gracias por traerme- Susurré quitándome el cinturón de seguridad

-Hoy te has dedicado a negarme el cariño

Yo reí y me acerqué a su mejilla y la besé, ella aprisionó mis mejillas con sus manos y besó mis labios, casi al instante me separé y me bajé, pero no protestó –Voy tarde- Susurré y corrí hacía mi trabajo

-¿Por qué le sigues dando esperanzas?- Preguntó Leigh riendo

Yo también reí y evité la conversación. Trabajaba en un hospital para niños con pocos recursos, tenía una corta jornada de 3:00 PM a 7:00 PM y normalmente iba a malgastar mi salario en algún bar o discoteca junto con Perrie mientras que le invertía mensual algún valor que me fuera permitido para el hospital. 

Era triste ver a todos aquellos niños que no tenían como pagar un buen servicio de salud, y por eso le fueran negadas las atenciones. Recuerdo que cuando era niña me enfermé gravemente y casi al instante que llegué me atendieron, sabiendo que habían muchas familias esperando por un servicio aún más aclamado que el mío. La pobreza y la desigualdad social siempre fue algo que me afectó gravemente, que siempre me golpeaban justo en mi talón de Aquiles. Me sentía bien donde laboraba porque todos los que trabajaban acá casi la mitad de su sueldo lo donaban al hospital, doctores certificados y un personal excelente en todo aspecto

-Pensaba que Perrie tenía turno hoy- Me dijo Mark inclinándose y besando mi mejilla

Yo negué con la cabeza y terminé de firmar unos papeles, los puse al lado y me recosté en mi silla dedicándole atención- Trabajó ayer toda la noche hasta donde tengo entendido y por eso se tomó el día

-¿Qué tal la psicóloga?- Preguntó esta vez con gracia

-Bien

-¿Era linda?-Su mirada se tornó interesada 

Yo reí- Simpática- Admití - ¿Por qué Karl no tiene que ver a un psicólogo y yo sí?

-Porque Karl tiene menos tiempo libre que tú y por Dios eres mi princesita y la sobrina que más quiero- Dijo riendo, se levantó y beso mí frente para seguir con su trabajo. Miré mi reloj, eran las 7:30 PM, ¡como pasó el tiempo de rápido! recogí mis cosas y alisté todo para irme.

Casi instantáneamente el frío de afuera del hospital me golpeó en los ojos, después de tallarlos un poco me encontré con el mismo auto que me había traído al trabajo, le dediqué una sonrisa y me acerqué, le abracé y ella me correspondió al instante, separó su brazo de mi cintura y saludó a sus colegas médicos, yo me sonrojé y me metí en el auto, ella hizo lo mismo

-¿Lo de siempre?

Negué con la cabeza- Vamos a mi casa, estoy cansada

Amantes en práctica, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora