Los 6 meses que habían pasado fueron muy buenos, recogía a Jade los fines de semana e inventábamos un plan distinto cada vez que nos veíamos.
Se estaba cambiando frente a mí y en verdad apreciaba su cuerpo, su cabello había crecido, le llegaba hasta un poco debajo de la mitad de la espalda, y esa piel morena que me daban ganas de marcarlas con besos y caricias, sus curvas seguramente eran mi perdición, su mirada se concentraba cuando se aplicaba crema, era una de las imágenes más eróticamente hermosas que podría contemplar cualquiera.
-¿Disfrutando del espectáculo?- Me preguntó con una sonrisa, yo asentí, se acercó y se sentó en mis piernas buscándome la boca
-No sabes lo feliz que me harías si me dejaras verte cambiar todas las mañanas, Jade- Le susurré casi pegada a sus labios, ella soltó una risa y me guiñó el ojo no sin antes lamerme los labios.
Se terminó de cambiar y antes de que se fuera le tomé de la mano y la tiré a la cama
-No puedo creer que tu jefe te haga viajar un fin de semana que deberías dedicarlo a mí- Le susurraba mientras buscaba los botones de su camisa y empezaba a desabotonarlos
-Pensaba que llevaríamos una vida casta desde hoy- Susurró quitando mis manos y rozando mis labios
-No me cambies el tema- Le respondí
-No será la primera vez que viaje, cariño, las juntas serán estos dos domingos-Mis manos se escondían bajo su espalda y le besé los labios evitando que hablara, le acariciaba mientras ella se oponía
-A veces pienso que ese tipo te quiere para algo más que su empleada- Le susurré, me miró extrañada para luego reír a carcajadas
-¡Podría ser mi padre!- Admitió entre risas
-Eso no le quita sus hormonas y necesidades varoniles- Le dije quitándole la blusa, ella reía, su risa me hacía feliz, una llamada me impidió que siguiera desnudándola y a la vez que detuviera mis besos por su clavícula
-¿Diga?- Preguntó- Vale ya nos vemos- Se apartó de mí y buscaba su blusa- ¡¿Dónde está, Edwards?!- Preguntó desesperada
-Ni idea- Mentí, ella me sonrió y me volteó para sacarla debajo de mí
-Buscaré otra, ya me arrugaste la blusa- Cuando se volvió a cambiar la blusa yo me acerqué y la abracé con suavidad- ¿Y eso por qué fue?- Preguntó confundida pero sonriente
-Cuídate mucho, Jadey- Susurré en su oído- Te amo
-¡Que lastima que solo tenga ojos para ti!- Sus labios rozaban mi oreja y yo me ericé- Nos vemos, cariño mío- Me besó en los labios con castidad y se fue.
Luego de matar tiempo organizando mi casa, me duché y decidí caminar un rato para luego almorzar. Me senté en una banca del parque a comer un emparedado que compré en el camino, veía las nubes que ayudaban a hacer más bello el día soleado, saqué mi billetera y miré la foto de Jade y yo, cuando tenía la oportunidad me quedaba un momento a verla, detallándola y acariciando el ya desgastado material de la foto.
-¿Por qué tan solitaria?- Me preguntó una vocecita a mi espalda
-¡Hey!- Le saludé, mientras me acercaba para besar su mejilla- ¿Cómo estás?
-Bien bien- Respondió con amabilidad-¿Pensando en Thirlwall?- Se sentó a mi lado y me sonrió
La miré y le sonreí de medio lado, Ellie y yo hablamos parte de la tarde. Luego de que le aclarara mis sentimientos por Jade me entendió y guardamos por unos días distancia, pero su actitud tan dulce y amable no permitió que esos días se alargaran fortaleciendo la linda amistad que habíamos entablado durante el viaje. Le conté de las juntas de Jade y su gesto cambió totalmente.