Capitulo 28

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¡Hola! He aquí un nuevo capítulo de esta historia que ya casi llega a su final.

Bueno, este es un breve aviso para agradecerles por el aprecio que le han tenido a "Aprendiendo a vivir" y "Amantes en práctica"

Pero quiero también pedirles un mínimo favor; estoy escribiendo una nueva historia que se llama "Presas de una obsesión" también es Jerrie y espero que le den el mismo cariño con el que han recibido a mis otras historias.

Muchas gracias por leer, en serio.

Paula

Aún no quería abrir mis ojos, mi cabeza lo impedía, el dolor era soportable pero molesto. Me estiré un poco hasta que las sabanas abandonaron mi piel quedando totalmente al descubierto. Hacía frío, mucho frío, pero una piel junto a mí se encargaba de que aquello quedara en segundo plano. Abrí mis ojos y para mi fortuna, el sol no entraba, las cortina se encargaban de darle oscuridad al cuarto. Perrie estaba detrás de mí y no pude evitar sonreír por todo lo que había pasado en la madrugada, la cual fue testigo de todo lo prometido. Fue una media noche hermosa, llena de pasión y ternura, de sentimientos encontrados. Nunca me había sentido tan amada como en esas horas, que a pesar de que el alcohol me afectaba, me sentía más cuerda que nunca. No tenía dudas del amor que sentía por ella y que era correspondido.

Me volteé y me quedé hipnotizada en su rostro, la paz que se veía era angelical, sus labios rojos levemente abiertos, su nariz tal cual esculpida por los mejores escultores, sus pestañas que adornaban el azul de sus ojos y los cabellos que decoraban el marco de su cara. Pasé mis dedos por su mandíbula, delineé sus labios, sus ojos los cuales besé levemente, todo era perfecto.

-Sí- Le susurré con lágrimas en mis ojos

-¿Sí qué?- Preguntó somnolienta

-Sí me quiero casar contigo, Perrie- Ahí de repente sus ojos se abrieron y me miró con calma, tratando de descifrar el momento, el lugar. Con la yema de los dedos quitó las pequeñas gotas, me abrazó y mi rostro se escondió en su pecho.

Estaba segura de mi decisión, de cuan feliz podía llegarme a sentir; esta mujer me podía llevar hasta el cielo si yo misma se lo pidiera. Nunca me cansaría de su olor, de su sabor, del tacto de su piel en la mía.

-Dime que no estás borracha- Dijo besando mi cabeza

-No lo estoy- Contesté con una sonrisa

Nos quedamos toda la mañana abrazadas y dándonos cariño.

-¡No lo puedo creer!- Gritó Leigh emocionada- La indomable Jade Thirlwall irá al altar- Yo reí y le serví un vaso de jugo de naranja- Y todo esto por una noche de rumba y pasión, lo tendré en cuenta con tu hermano.

No pude evitar reír, en especial por el hecho de que mi hermano le tenía fobia al compromiso.

-¿Qué pensarías si te dijese que quiero que Karl sea tío?- Pregunté para luego tomar de mi jugo

Leigh quedó helada, mirándome sin parpadear y analizando mis palabras, no pude evitar reírme y ahogarme con el cítrico jugo.

-¿Qué acabaste de decir?- Preguntó aún impactada

-Nada- Dije huyendo de ella

-Jade- Insistió- ¡Jade Thirlwall siendo madre!- Yo sonreí- ¿Perrie sabe?

-Ella siempre se ve entusiasmada con la idea, pero nunca lo hemos pensado materializar

-Boda, hijos ¿No crees que es muy poco para solo un jugo de naranja?- Preguntó la morena con una sonrisa

Amantes en práctica, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora