Capitulo 10

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Desperté temprano, el hambre me había obligado. Luego del lavado que me hicieron el lunes, sentía más hambre que nunca en las mañanas, ayer no había hablado con nadie solo me tomé el día para mí.

Por otro lado, fui estúpida al no seguir las indicaciones que una vez me dio Perrie de no comer nada que tuviese algo que me causara alergia, pero la verdad no sabía que la comida tenía esa nuez. Salí a trotar un rato y desayuné en el camino, volví a mi casa y suspiré al notar la soledad y Karl volvería hasta la próxima semana, a pesar de todo extrañaba en muchas ocasiones a mi hermano. Nunca le pareció la modalidad de que yo tuviera relaciones casuales, pero también entendía el hecho de que no me quisiera enamorar.

Pensé en la posibilidad de que Karl supiera que Perrie era la chica con la que salía a los 10 años, tal vez también la cubrió para que yo no me enterara, en mis recuerdos ellos dos eran muy amigos y ahora también lo eran así que tenía sentido de que fuera parte de ese teatro.

Me tocaba trabajar así que me bañé lo más rápido que pude y salí temprano.

-¿Pidió un taxi, señorita?- Preguntó Jed recostado a su auto

Yo me reí y le besé con castidad la mejilla, él tomó mi afecto sorpresivo y por eso lo volví a hacer, esta vez tomó mi barbilla y posó un beso en mis labios, me limité a sonreír de medio lado, subimos y nos fuimos.

Le miraba el perfil y era muy lindo; a veces me preguntaba si Jed hacía lo mismo conmigo que yo con él, salir con varias personas, pero en el momento de decidir estar con alguien, entregarse por completo, sentía curiosidad pero también pena por querer entrar más de lo permitido en su vida privada, es decir no me gustaría estar a la iniciativa. Me miró extrañado al ver de qué le tenía la mirada fija y fue peor cuando me di cuenta de que ya habíamos llegado al consultorio

-Lo siento, estaba pensando en otra cosa- Le dije tomando mis cosas- Gracias por traerme- Besé sus mejillas y él me sonrió

-¿Almorzamos juntos?- Me preguntó bajando el vidrio

-Quedé con una compañera del trabajo, otro día Jed- Le dije con amabilidad, el entendió y me guiño el ojo antes de irse

Había quedado con Jesy para almorzar, habíamos tratado desde que entré a trabajar y en realidad después de Jhon ella fue la única que me ayudo a instalarme en todo el proceso, me había aceptado la invitación con la condición de que el restaurante no fuera caro y la entendía, yo ponía las mismas condiciones con casi todas las personas que salía.

Luego de mi jornada Jesy y yo nos fuimos a un restaurante cercano

-Pues pediré pechuga ¿Qué gustas?- Le dije mostrándole la carta

Ella recorría la carta solo por el lugar de los precios lo cual me incomodó, le quité la carta cerré los ojos y dejé que de manera aleatoria mi dedo eligiera, apareció costillas ahumadas y me sentí bien por mi elección para ella tanto que pedí lo mismo, el precio era cómodo

-¿No viste el precio?- Preguntó

-¡Déjate complacer mujer, por Dios!- Le interrumpí riendo, ella se sonrojó y me evitó la mirada

Hablamos hasta que trajeron la comida, en verdad era agradable hablar junto a ella. Era mayor por un par de años y vivía con su novio, llevaban de casados 4 años, Jhon también la había contratado por buenas recomendaciones de otras empresas y hospitales, su buena administración y servicio lo convencieron por completo, le aumentó el sueldo de lo normal y cosas parecidas.

Yo le conté también acerca de mí y le pedí que no cambiara su manera de verme por mi situación económica, me entendió y me pidió mi amistad a cambio de guardarme el "Secreto". Habíamos vuelto a los consultorios después de una larga conversación con mi colega, hoy no tenía casi citas así que saldría temprano, podría alcanzar a trotar un rato.

Amantes en práctica, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora