Capitulo 18

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-¡Que tenga un buen día!- Me despedí de mi último paciente. Me tiré en mi silla y suspiré- Estoy cansada, Dios- Me dije

Tomé mi teléfono y le marqué a Leigh

- ¿Tienes el número del spa del centro?- Pregunté de una vez

Me pasó el número y tomé mi bolso, manejé rápidamente en su dirección. Nunca había venido a este sitio pero me hablaban muy bien de el. Lo aprecié con cuidado, lo primero que percibí al entrar era el suave olor de incienso y una recepcionista, muy bien vestida me recibió con una sonrisa.

-Buenas, señorita ¿En qué puedo ayudarle?- El incienso por alguna rara razón había empezado a darme mareo. Pedí un paquete que se titulaba "Relax total" había una sesión de Sauna y masajes al terminar, económico y al parecer muy demandado por la gente.

La señorita, me llevó a un cuarto donde me dejó un par de toallas y ajustó la habitación de vapor a mi gusto. Cuando estuve dentro me sentí extremadamente bien, el vapor le hacía bien a mi cuerpo y mientras cerraba los ojos tarareaba una canción con intenciones de no dormirme dentro. Al salir, el cambió de temperatura fue extremo y me reí en mis adentros por tal sensación

-Ya viene la masajista- Dijo la amable recepcionista luego de tocar el cuarto- Por favor, acuéstese, póngase cómoda- Yo asentí y obedecí

Espere unos momentos hasta que la masajista llegó. Aplicaba con cuidado y lentitud una especie de crema en mi espalda, que por cierto, estaba desnuda. Movía sus manos con suavidad apretando con cuidado mis músculos y mi cuerpo se sentía tan bien que de mí salían ronroneos. Las manos en momentos se detenían en mi cuello apretando mis hombros con cuidado. Luego de un rato, me sorprendí porque el masaje seguía cuando había terminado el tiempo, y raramente sentí los labios de la masajista en la parte inferior de mi espalda, en la cual tenía una especie de hoyuelos, estaba asustada.

-¡¿Qué carajo...?!- Me volteé y me encontré con Perrie, sonriente y calmada, como siempre. Quería decirle miles de cosas ofensivas, pero, noté que su mirada bajó y se detuvo en mi pecho, que torpemente la toalla cubría, yo me había resignado, y cuando iba a hablar puso su mano en mi boca impidiéndomelo

-Tengo amigas en este spa- Susurró mientras besaba mis mejillas- Y en verdad no sabes lo mucho que extrañé verte con tan poca ropa ¿Te gustó el masaje, cariño? tu ronroneó me respondió, pero me gustaría escucharlo de ti- Con cuidado quitó su mano y me besó la punta de la nariz-¿Soné agresiva? mis disculpas, mi doncella

Yo estaba boquiabierta por los cambios de temas que me daba este mujer- Tu ropa- Me dijo pasándome mis prendas- Si quieres yo salgo y...- Pero cuando ella dijo lo anterior ya yo había empezado a vestirme con total cuidado de que ninguna de las toallas cayeran. Ya vestida sin haberle quitado la vista de encima le iba a dar una bofeteada, pero esta tomó mi mano y la detuvo

-No hay que ser tan violentas- Apretando mi manó acercó su rostro al mío

-¿Quién es la afortunada o el afortunado?- Pregunté forzando una sonrisa

Me miró sorprendida y soltó mi mano con lentitud- No me creas ciega, lindo anillo- Murmuré mientras tomaba mi bolso

-Déjame explicarte- Tomó mi mano y la tiró con suavidad hacía ella- Por favor, déjame explicarte- Repitió. No entendí como o por qué asentí, sonrió levemente y se sentó en una de las sillas de la habitación- No estoy comprometida- Sus ojos me miraban fijamente- Estoy casada

-¡¿Cómo mierd...?!- Me puso su mano en mi boca nuevamente y yo hundida en la desesperación y la rabia suspiré para sentarme en una silla- Déjame hablar, por favor, no seas una niña pequeña- Tomé aire y le hice una señal de que continuara

Amantes en práctica, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora