Capitulo 4

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-¡De ninguna manera!- Dijo casi gritando

Perrie casi al instante llegó, ¡maldita sea ¿esto se volvería un show o qué?!

-¿Qué pasa aquí?- Preguntó cerrando la puerta, me miró confundida y yo traté de evitarle la mirada azulada

-Quiere renunciar- Respondió mi tío

Sus ojos se abrieron como platos, quería reírme pero me contuve- ¿Por qué?

-Porque ya es hora de que yo haga lo que estudié y lo que me gusta- Sorprendentemente la chica me dirigió una linda sonrisa como "Por fin lo decidiste"

-Yo le prometí a mi madre...

-Le prometiste a mi abuela cuidarme a pesar de que ya tengo 24- Le interrumpí- ¡No es que me vaya a matar ni nada parecido, solo quiero trabajar, por Dios!

Él se calmó y suspiró agotado, sabía que yo tenía la razón, Perrie no decía nada solo estaba atenta a mi tío por si se sobresaltaba

-Le diré a un socio que te irás a trabajar con el- Dijo sentándose- Por favor, no me reproches esto, Jade.

Yo asentí sin más que decir

-Te mandaré un correo de todos los datos que necesitas y cuando puedes tener una entrevista- Se levantó y se fue

-Así que te vas- Dijo la rubia acercándose a mí, asentí-Nunca lo hicimos en esta oficina- Murmuró pegando sus labios a los míos

-Ni lo haremos, te recuerdo que eres mi jefa- Dije apartándola de mi mientras le sonreía sensualmente

-Pronto no lo seré, ¿No me das un regalo de despedida?- La picardía le salía por los poros, yo reí

-Deberías conseguirte una pareja, querida mía- Susurré mirándole los labios

-Puede ser- Dijo quitándose su bata- Creo que hoy puedo romper las reglas del profesionalismo- Iba desabotonando los botones de su camisa y yo le sonreí

-Una jefa normal te manda flores como gesto de felicitaciones y tal vez te invita a comer, no desvirga tu oficina- Respondí viéndole sus bellos ojos azules

Ella rió y yo le dejé que me regalara un beso, que se alargó- Quieta rubia, deja mi oficina- Volvió a reír y asintió rendida

-Sabes que Mark siempre organiza reuniones con sus socios, hay una este sábado y tienes que ir- Anunció mientras acomodaba nuevamente su camisa

-Maldita sea- Murmuré rodando los ojos

Se acercó nuevamente a mi oído y me susurró- No sabes lo mucho que extrañaba verte con vestidos largos y elegantes, Thirlwall- Mordió mi oreja, se puso la bata y se fue sin más

Me dediqué a darle una larga mirada a la oficina y todo lo que juntas habíamos pasado, sería difícil irme, pero también necesario, tenía que trabajar hasta mañana, y pasado mañana soportarme la cena de socios de los distintos hospitales de la ciudad, posiblemente conocería a mi próximo jefe. Al salir de la oficina me esperaba Leigh con los ojos aguados, yo la abracé y besaba sus mejillas con dulzura

-No tienes que irte- Susurraba ella

-Lo sé, pero es lo mejor- Le respondí- No actuemos como niñas ahora- Me limpié las lágrimas e hice lo mismo con ella

Mi día pasó rápido, me dediqué solamente al hospital y me fui a casa a ver un par de películas mientras pude, a pesar de que tuve tiempo no quise ir a comprar el vestido hoy, preferí hacerlo mañana.

Amantes en práctica, Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora