¿Y si mejor no nos controlamos? Solo hacemos el amor...

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CAPÍTULO 11:

Aunque antes de irnos, de volver a casa, había algo que tenía que hacer en la isla. Algo que debíamos hacer, en realidad.

Llegamos a la cabaña donde nos hospedamos y a penas llegamos a la puerta. La tomo de la mano y la acerco a mí cuando abre la puerta. La beso y Emily se deja llevar, y me encanta el momento. Ella es la que me agarra, me trae hacia atrás y cerrando la puerta detrás de nosotras. Me atrapa entre su cuerpo y la puerta con sus manos a mi alrededor, besando mi boca, bajando lentamente sobre mi cuello y me dejo llevar. Se siente bien, se siente estupendamente.

-¿Esta vez también vas a controlar?- pregunta mientras juguetea.

-¿Y si mejor no nos controlamos?

Besa mis labios de nuevo, con fuerza, sosteniendo el ultimo beso lo más que puede, hasta que se separa, tomando mi mano. Guiándome hasta el cuarto:

-Mejor, porque tengo... quizás un regalo para ti.

No le contesto, pero si el contexto en el que me lo dice, como me lo dice, sé que me va a gustar. Emily me mira y muerde su labio cuando lo hace. Dios, tenía que haber hecho todo aquello muchísimo antes.

Entramos en el cuarto, me besa y empuja mi cuerpo sobre la cama. Quedo mirándola, ella se ríe y mis manos agarran el filo de la cama en aquel instante. Ninguna dice nada, solo observo como Emily, jugueteando con su cuerpo, bailando al son de una música que solo ella puede escuchar; hasta el cuarto de baño, donde se cierra durante un momento que se me hace eterno mientras espero.

Mi corazón late con fuerza, lo puedo notar bajo mi pecho. Había olvidado esa sensación, la sensación de estar viva en toda su plenitud.

-¿Estás preparada?- la escucho al otro lado.

-Supongo...- tengo que reírme.

-Sí o no...

-Está bien. Sí.

Y entonces, la puerta se abre lentamente, solo una pequeña rajita se queda abierta para que sus dedos puedan pasar. Juguetea, hasta que abre otro poco más y ahora, es su pierna la que sale al completo. Desnuda, perfecta. La miro y lo único que puedo pensar es lo perfecta que es. Había visto desnuda a Emily antes, pero no de la manera en la que estaba viéndola ahora. No sabía lo que había cambiado, quizás que por fin nuestros sentimientos se habían por fin aclarado o no sé. Lo único que tenía claro es que me estaba poniendo muy caliente.

Abre más y es cuando por fin aparece. Dios, está increíble en su baby doll. Rojo, con encajes negros alrededor de la zona de su pecho. Un diablo que venía a tentarme y por el que me iba a dejar atrapar. Su cabello lo lleva suelto y nunca en mi vida, había estado tan impresionada por una persona tan bella como ella.

-¿Te gusta?- ni siquiera puedo responderle en el momento

-Yo... wow... ¿Cuándo...?

-La tarde de nuestro encuentro oficial- aquello me sorprende- Quería castigarte de alguna manera- camina lentamente hacia mí, contoneándose lentamente, abriendo las finas capas de tela que cubren su vientre y dejándose ver- Pero creo que el poderlo disfrutar, es mejor que la tortura.

Se acerca, sus manos se posan a cada lado de mis hombros y se hecha sobre mí, sentándose sobre mis piernas y me besa con fuerza. Siento su respiración sobre mi boca, muy lentamente. Sonríe, cuando observo que su mirada se posa en el paquete de droga que descansa aún sobre la mesilla.

-Yo...- empiezo a ponerme nerviosa.

-¿Alguna vez la has probado?- aquella pregunta me toma de improvisto.

En la cama del enemigo //((completa))//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora