CAPÍTULO 18:
Y de aquello hacía ya cinco años.
Cinco años en lo que todo había cambiado, pero todo permanecía siendo lo mismo en cierto modo. Después de todo, ¿cómo pasa cinco años un millonario que ha querido desparecer, llevándoselo todo con él? Cinco años, como pasa el tiempo.
Aunque en tu mente, todo lo recuerdes. Sobre todo, aquella mañana.
Cuando despierto aquel día, es lo primero en lo que pienso. Me sorprende, porque con lo que tomé anoche, lo primero en que creí que iba a pensar iba a ser en cómo me iba a quitar la resaca que iba a tener. Sin embargo, ahí estaba, abriendo mis ojos y pensando en lo que significaba aquello: cinco años fuera de casa.
Cinco años en los que me había cansado hasta el límite de viajar. Había estado en cada continente, había probado comidas de todos los rincones del mundo. Desde rollitos de primavera en Asia, tortilla española, Kamba wa nazi en África, pasando por un buen bistec con salsa chimichurri en Argentina. Había tenido grandes fiestas en el Burning Man y disfrutado de Tomorrowland. Aun así, había un lugar del que no podía escapar: Nassau. Allí había estado viviendo durante los últimos tres meses, intentando encontrar la manera de parar un poco, pero era imposible.
Miro a mi lado y allí está la pareja de anoche con la que había terminado teniendo un trío. El chico era guapo, atlético, un poco idiota, pero el sexo había sido bueno con él. La chica era más bella que él, de cabellos castaños y ojos azules.
Respiro profundamente y me levanto de la cama, dejándolos allí. Observo la habitación: pequeña, una cama en el centro y un gran ventanal que da a la playa. Mi ropa está tirada cerca de mí, asique, no me toma mucho tiempo volver a vestirme con los shorts y camiseta de anoche. Cuando termino, aún están durmiendo, asique aprovecho y me voy antes de que ninguno de los dos se levante.
Nassau aquel día está más caluroso de lo normal. Los lugareños aprovechan y sacando sus carros a la calle, venden todo tipo de bebidas para refrescarte. Desde cocos recién sacados del cocotero, hasta helados de hielo con siropes de sabores. Aquella mañana opto por un gran coco. No mucha gente lo sabe, pero realmente ayuda el agua de coco tan temprano.
-¿Resaca?- Elenek me sorprende cuando estoy comprándolo.
-Joder...- resoplo cuando lo escucho- Buenos días a ti también.
Tomo el coco y comienzo a caminar de camino a casa de nuevo. Elenek me sigue en el camino:
-Buenos días.- se ríe- lo siento, pero es que no he podido resistirlo- bromea.
-Ya se vé- lo miro y sé que aunque está de broma, trae un asunto serio- ¿Qué?
-Nada- me paro en medio en medio de la calle, bloqueando su paso- ¿Seguro que quieres saberlo?
-O me lo dices, o juro por Dios que el coco termina donde no te da la luz.
-Vaya manera de pedirlo- Elenek reprocha- Hubiera aceptado un por favor...
-Elenek.
Este vuelve a resoplar, sacando del bolsillo trasero de sus pantalones el periódico y me lo entrega. Lo miro a él primero, por alguna razón, dudo. Sin embargo, dejo el coco a un lado, cuando ya lo he terminado y tomo el periódico. Tengo que sentarme en uno de los bancos de la calle cuando observo la primera plana de él.
Hacía cinco años de aquello, pero volver a ver sus rostros era como un puñetazo en el estómago. Supongo que por mucho que huyas de tu pasado, siempre te alcanzará.
La foto de mi padre y Emily Fields. Primera plana. Con un gran título en el que se podía leer "Comienza el juicio por el supuesto fraude de la familia del comandante Wayne Fields a la Empresa DiLaurentis Corps."
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En la cama del enemigo //((completa))//
FanfictionTengo poder, dinero e inteligencia. Me gusta el control, me gusta ser la abeja reina de la colmena, pero lo que más me gusta de todo; es la sensación que todo eso provoca. Poco sabía yo a lo que me llevaría todo eso Cuando conocí a Emily Fields...