Los problemas aumentan, otra vez

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CAPÍTULO 24:

Por un largo tiempo, ninguna de las dos habla. Paige permanece callada, parece debatirse con ella misma, aunque eso sí; siempre mantiene la pistola en alto, apuntándome. Yo la dejo, pero lo que no dejo escapar es la opción de intentar saber lo que está pasando. La miro, la analizo como puedo.

Está nerviosa, me apunta con su pistola, pero no con firmeza. La noto moverse, aunque lo que no sabría decir es si es porque está nerviosa o porque algo le ha hecho ponerse así. Miro el anillo, ¿sabría algo de que nos hemos prometido? ¿O quizás se lo hubiera dicho Emily antes de hubiese llegado aquella noche? De alguna manera, sentía que quizás, el anillo también le había afectado en cierta manera. La manera en la que actuaba, algo gordo debería de estar pasándole.

Paige me habla, palabras cortas, dándome las indicaciones. Yo las sigo. Me gira y toma por calles que desconozco, no estoy muy segura donde me lleva, pero de lo que sí estoy es que no es dentro de la ciudad, puesto que poco a poco, voy empezando a ver menos y menos. ¿Me va a llevar acaso a un descampado para matarme? ¿O estaba allí Cece? No debía de olvidar que también la había mencionado. Por dios, aquello se liaba más y más a cada momento que pasaba. ¿Por qué no podía ser un poco más simple? Paige era la mala porque sí, punto. ¿No podía ser así de fácil?

-Para aquí mismo.

Lo hago. El sitio está prácticamente desierto a no ser por una especie de viejo granero o cosa parecida. No sé exactamente lo que es.

-¿Me vas a matar aquí?- Paige le da la vuelta al coche, siempre apuntándome.

-En realidad, vamos a visitar alguien que ya conoces...

-¿Cece?

-Bingo.

Paige me empuja hacia delante para que camine. Alzo las manos y ordeno. En realidad, yo también quería verla. Todos estos días sin llamarme, sin saber nada de ella después de que degollara a Noel delante de mí sin que pudiera hacer más nada. Sinceramente, incluso me estaba haciendo un reglado, si decía la verdad.

Entramos en el granero, pero todo está destruido. Solo hay mierda, suciedad y poco más por los alrededores. Todo está mohoso, abandonado, excepto una especie de puerta que distingo entre la suciedad. Paige la apunta con el arma.

-Abre- me ordena – Abre.

-Voy... Que impaciente- le digo, aunque aquello solo me vale para ganarme un golpe en la zona baja de las costillas que me tira al suelo- Puta...- digo casi si aliento.

-Abre.- es lo único que dice.

Cuando descubro aquello, me llevo la sorpresa de mi vida. Unas escaleras conducen a lo que parece una especie de bunker subterraneo. Allí debe de ser donde Cece ha estado escondiéndose. Quizás, donde se metió para que la policía no la descubriera seguramente.

Es inmenso y todo está decorado como si fuera una casa más, solo que esta es subterránea y la luz del sol no entra por ningún sitio.

Andamos poco a poco por allí, paso a paso. Yo primera, con las manos alzadas y notando a cada paso el peso de la pistola de Paige sobre mí.

-Vamos, Cece, ¿de verdad te vas a hacer derogar?- Paige la llama- Sabes que la quieres como una hermana y una sola bala acabaría con su vida ahora mismo. ¿Qué? ¿Aun vas a quedarte sin salir?- Sin embargo, allí sigue sin responder nadie.- Está bien- Paige prepara el gatillo, si eso es lo que quieres, allá vamos.

Cierro los ojos, sé que va a darle al gatillo, pero es para nada.

-Psicópata- es la voz de Cece.

Por fin sale, poco a poco, paso a paso. Frente a nosotras desde un escondite.

En la cama del enemigo //((completa))//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora