Hoy me conocí a mi mismo gracias a ti, el cosmos que buscaba estaba en ti y mis pensamientos alardeando como nunca estaban contentos de poder sentirte a ti. Tu piel contra la mía, el significado de esa aventura, la aventura de hoy que mi mente se tragó de mirarte con los ojos demasiado asombrados por tu fortuna. Tus besos, el beso por sorpresa, el que me confesaste que te provocó cosquilleo en el estómago, momentos eternos en la fugacidad del tiempo, momentos helados en un mar de fuego, tiempo. El tacto de tu cuerpo, casi entero por mis manos, el mismo tacto que me enloqueció esta tarde de verano, mi corazón lo sintió, mi alma salió, tu mirada me remató y mis sentidos huyeron por un momento del tacto de tu piel que me ahogó. Te deseo entera, te deseo en mi ser, te deseo con mis labios, te deseo con mis manos y te deseo con todo tacto otorgado. Deseo tu cuerpo como desea una divinidad un ángel caído. Te quiero. Te deseo.