Me encanta cuando te pones a estudiar a mi lado. Es un momento divertido, tranquilo y relajante a la vez. Pones música de ambiente y te dejas acoger por, en este momento, los ejercicios de biología. La música, un mix de jazz lento de fondo mientras tu, tumbada de una forma en la que puedes colocar la mano entre tus ojos y mi pantalla para no ver lo que te escribo ahora mismo. Tu pelo, recogido en un moño precioso que deja algún que otro pelo libre colgando a su aire, tu mirada, concentrada en entender lo que estás leyendo y mis ojos que apenas pueden dejar de mirarte porque a la que aparto la mirada noto que algo falta.