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Me perteneces desde ese verano infernal

En el que llegaste sin invitación.

Desde que tocaste la puerta equivocada

De mi ensimismada habitación.

Me perteneces porque no buscabas nada,

Ni mucho menos a nadie.

Porque pudiendo haberme ignorado

Te diste cuenta que había alguien.

Me perteneces porque te pertenezco,

Porque más allá de lo intangible

Llegaste sin querer llegar

Y le diste sentido a lo imposible.

Me perteneces porque me gusta que lo hagas,

Quizás por capricho o conveniencia

Y por cariño sincero, qué sé yo.

Pero me perteneces a nervio y consciencia.

Me perteneces con sentido y sin él,

Con ausencia y con demencia.

Me perteneces con fracaso y delito,

Con amor y, más que locura, vehemencia.

Me perteneces porque, siempre donde quieras,

Habrá flores, libros y una que otra sonrisa.

Me perteneces porque eres perfecta,

Porque eres cielo abierto en plena brisa.

Me perteneces desde siempre,

Porque así lo hemos querido

Y por la fuerza de gravedad

Y por tus besos y tus gemidos.

Me perteneces, no sé hasta cuándo.

Con tus errores y tus aciertos.

Me perteneces, de vez en mes,

Con tu deseo incorrecto.

Me perteneces, lo declaro.

Te pertenezco, me resigno.

Me perteneces de un tiempo atrás.

Te pertenezco, aún sin ser digno.

Cíclope.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora