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     Para Carlos y Angie.

Si entre usted y yo nada está permitido,
seré sincero en ocultar lo antes vivido.
Si con sus besos usted me llevó a la locura,
no habrá juramento que me haga olvidar su dulzura.

Si cada caricia raya en la tentación de querer más,
le daré a mis hormonas un inhibidor eficaz.
Pero si pecar a su lado es un designio divino,
no habrán absoluciones necesarias para escalar en lo prohibido.

La primavera y el invierno se juntaron cuando nos vieron,
ni el sol ni la lluvia tienen la culpa de lo que otros vivieron.
Si entre usted y yo no hay fideicomiso de amor,
¿quiénes van a desafiar las leyes que rigen al montón?

Las solapas de los libros me anunciaron su venida,
las cosas que se leen valen más en la vida
que los llantos de lo que se ve en las despedidas.
Y entre nosotros dos no hay espacio, ni puerta de salida.

Ni la Rosslyn, los Templarios y el Priorato,
defienden mejor un amor cuando es de a ratos.
Si el secreto sale a luz, hay dos motivos,
el primero no está comprobado, el segundo se queda conmigo.

Vale más amar a escondidas,
que presumir migajas a la luz del curioso.
Duele más echar a andar sin partida,
que aventurarse por caminos sinuosos.

Y si entre usted y yo todo está dicho,
entonces el fueron felices por siempre es sólo un dicho.
Nadie le teme a la historia, uno le teme a su propia crónica,
los poemas del silencio son como música afónica.

Cíclope.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora