¿Qué andarás haciendo ahora?
Seguramente dentro de tus 24 horas no hay milisegundo para mí y es bueno y está bien. A lo mejor ya no hay nada de amor para ocultar, ni besos a escondidas, ni horarios de cenicienta, ni zapatillas perdidas y tal... Ya no está el arriesgarse para verse, ni las noches de romper todas las reglas, ni las lunas llenas donde vernos sin temor de ser encontrados.
Seguramemte hoy hay más libertad, más sinceridad, menos miedos, más abrazos, más sueños, menos lágrimas, delirios de otras manos, locuras nuevas, huellas borradas, oscuros recuerdos, más motivos qué hallar, menos cobardía...
A mí me quedan sombras y derivas de un amor apasionado, fotografías que hablan solas, encantadas; cartas, detalles de cajón, archivos, notas, nortes sin veredas, sin brújulas ni destino. Es bueno y está bien.
Sombras y derivas, llenas de cenizas y escombros que aún guardan brazas escondidas, que siguen quemando y buscan pebetero, porque da la impresión de que serán eternas.
Sombras y derivas, llenas de misterio, preguntas sin contestar, dudas, intriga y ansiedad. Cuentos sin contar, crímenes sin cometer, copas vacías, camas demasiado ordenadas, disciplinadas, limpias...
Sombras y derivas, heladas, tétricas, maníacas, sin sitio, abrazadas al olvido, enamoradas de los kilómetros que nos separan, de la fe que nos perdimos, de las promesas que no cumplimos, de lo que no fuimos ni seremos nunca más...
Sombras y derivas, que preguntan, sin más a qué acudir, sin más en qué pensar: ¿qué andarás haciendo ahora?
