Ya contaban las escrituras de los incrédulos hombres,
La eterna pugna por obtener la razón del pueblo,
La versallezca mentira, que no tiene cara ni nombre,
La mafia ateística que busca también el cielo.Porque entre cada ateo existe un odio a no encontrar respuesta,
A las muchas preguntas que el corazón presenta,
Porque entre cada cual redunda, moribunda la tristeza,
De no tener a quién atribuir, sino, tanta maleza.Y van los ateos buscando a quien culpar de su destino,
Achicando la mente de quien se cruza por su camino,
Allá donde Alligieri escribiese los tres apartados,
Donde vive el puro y sufren los desamparados.Ateo, date cuenta de la ciega historia que profesas,
Ven con nosotros, disfruta cada promesa,
De aquel que te hace abrir los ojos y mirar,
De aquel sin el cual no podrías siquiera respirar.Porque cada cual es libre de elegir el profeta,
El problema es siempre saber llegar a la meta,
Porque Unamuno lo dijo y es difícil dudarlo,
Que hasta un ateo requiere de un Dios, para negarlo...