Dime que tú también me extrañas,
Que me recuerdas tanto como yo,
Que no has podido sacarme de tus entrañas,
Que no olvidaste tu promesa de amor.
Alimenta este amor desnutrido con tu ausencia,
Fortalecido desde el instante del adiós,
Te pido, ten misericordia y clemencia,
Di que aún me amas, aunque sea por favor.
Vuelve la vista y date cuenta de mi sufrir,
No hagas caso omiso de esta misiva,
Revoca mi sentencia, dame motivo para seguir,
Y dame una caricia, aunque sea compasiva.