El funeral, la conversación con Han me dejaron roto. Pero nada cambiaba que el lunes tendría que ir a clase, y enfrentarme a todo. Cuando terminase ese día habían decretado tres días no lectivos para cumplir con el luto, pero aquellas horas de mierda que quedaban por delante nadie me las iba a quitar.
Ese día iba a venir una psicóloga a clase porque, según el centro, cuando algo así pasa pueden quedar secuelas o no sé qué excusa barata. A veces parece que los humanos necesitéis ayuda para todo. A mí me daba igual, para ser honestos. Yo sabía el resto de la historia y yo era quien realmente la había conocido. Y tenía otras cosas por las que preocuparme en aquel momento, más allá de una estúpida charla y la basura de clase de ética.
―Dakks ―Fue la primera vez que escuché hablar a Assen con cierta cautela―. El vuestro es el único trabajo que queda por exponer... ―suspiró―. Aunque sea tú solo, deberías defenderlo.
Estaba sentado, al lado de Luca, y los demás. Ellos sabían lo que pasaba, o al menos la parte que podían saber. El resto ni siquiera eso. Pensaban que Anet había muerto en un accidente de tráfico. Yo, por mi parte, pensaba en la muerte. Y no solo en la suya.
Yo pensaba, y pensaba.
Pero en ese momento, Luca me dio una palmada en el hombro, devolviéndome a la realidad. Solo entonces supe que para continuar con mi vida humana el tiempo que me quedase tenía que dar la cara en ese preciso instante. Que tenía que explicar un montón de cosas sobre por qué no había hecho el trabajo, o lo que quiera que fuera lo que se me ocurriese hacer.
Tenía que salir a esa pizarra, y mirarlos a todos a la cara. Cuando, en realidad, todo cuanto quería hacer era quedarme callado y que nadie supiera que existía. Echar a correr, como hago siempre que algo va mal. Huir lejos, y esconderme en algún lugar en donde nadie pudiera encontrarme nunca más y se me tragara la tierra.
Pero a veces tienes que seguir andando con la cabeza alta, y ser honesto con tus actos. Y eso fue lo que hice.
Me levanté del asiento con decisión y me coloqué en la pizarra, frente a todos. Assen se había sentado al final de la clase, y no había prestado mucha atención a ninguno de los trabajos, para ser honestos. Estaba más disperso que de costumbre. Todos habíamos visto vacío el pupitre de Anet, y nadie había sabido qué decir.
Pero ¿Qué carajo iban a decir?
Ni siquiera sabían la verdad. ¿Y acaso no merecían saberla?, ¿Saber quién fue realmente aquella chica a la que algunos llamaron compañera y unos pocos consideraron su amiga?
― ¿Qué clase de trabajo habéis hecho? ―preguntó Assen, tratando de concentrarse en dar su clase. Algo que nunca conseguiría.
―No tengo nada que se pueda entregar ―admití, enfadado, porque seguía sin saber contra qué dirigir ese extraño sentimiento de vacío que se adueñaba de mis entrañas, y seguía frustrado por la persona a la que acababa de perder y por la incertidumbre que envolvía mi propio futuro―. No tengo ninguna memoria, ni nada que se le parezca. Y te aseguro que lo que voy a contaros hoy no se ajusta en absoluto a lo que se nos pedía que hiciéramos. Pero creo que todos necesitamos hablar de esto, y, desde luego, es filosofía. Porque al final la filosofía es lo único que te permite aceptar que te vas a morir.
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SLADERS (I). UN CAMINO BAJO LAS ESTRELLAS [COMPLETA]
Siêu nhiên"Eliha tiene dieciséis años, aunque ni siquiera sabe si cumplirá los diecisiete. Le gusta matar, o al menos eso se dice, para poder seguir matando. No quiere creer en las viejas historias que subyugan a la realidad en la que vive. Pero sabe que la...