Un olor familiar me despertó.
Habría reconocido ese perfume en cualquier lugar del universo. Y, para mi suerte, no era la nauseabunda fragancia que deja la muerte por donde pasa. Solo era el olor de mi madre.
Me costaba pensar. Estaba medio dormido, y cansado. Lo que suele suceder cuando has estado a punto de morir. Y por un momento creí que soñaba. No podía recordar donde me encontraba. Ni por qué respirar me dolía tanto. Para qué engañar a nadie. En ese momento habría resultado difícil el mero acto de recordar mi nombre.
― ¿Eliha?
Esa simple pregunta, y la voz de mi madre me devolvieron a la realidad, aunque fuera parcialmente. Y los recuerdos comenzaron a emerger de las profundidades del mar de los monstruos. Como una tempestad, capaz de llevarse todo a su paso. Un océano salvaje del que había muy pocas personas capaces de sacarme. Pero para mi suerte cuando abrí los ojos esas dos personas estaban en la habitación.
Eran mi madre y mi padre. Mi madre echó su larga trenza sobre uno de sus hombros, se acercó con tranquilidad y se sentó a un lado en la cama. Mi padre se quedó de pie, a los pies.
―Estás bien, Eliha ―terció mi padre, sonriente. Aunque no podía disimular que las arrugas de su frente eran más pronunciadas de lo que habían sido meses atrás.
O el tiempo pasaba rápido, y para todos, o habían pasado por demasiadas preocupaciones.
Asentí.
Nada. Solo me han dado un hachazo en el pecho, he estado a punto de morir, y además me he enterado de que el hombre más poderoso de la dimensionalidad quiere verme muerto. Pero no ha pasado nada ―Me dije. No pude evitar sonreír. En ese momento poco importaba más allá de volver a tener cerca a mis padres. Aunque hubiera tenido que ser por algo así. Siempre he elegido vivir solo la parte positiva del mundo, y ahogar en alcohol la negativa. Supongo que por eso me emborracho más de lo que debería.
Recuerda, Eliha. En este momento eres afortunado. Ellos no saben nada y así tienen que... no. Aguarda un momento idiota. ¡Que lo saben todo!, ¡Que lo tienen que saber todo!
Casi como si leyera mi mente, mi padre se encaminó hacia la puerta, y la cerró con cautela echando antes un vistazo al corredor. Solo entonces sus ojos se iluminaron y otro olor familiar regresó a mi pituitaria. Era el olor de la magia. Mi padre acababa de conjurar la misma magia que lo mismo que había convocado anoche mientras le hablaba a Luca.
Íbamos a tener una conversación importante.
― ¿Qué hora es? ―pregunté, incorporándome como pude mientras mi madre me ayudaba accionando el botón que me habían dejado la noche anterior.
―Las cinco de la tarde, Eliha. Has dormido todo el día.
Mi cara de perplejidad debió ser un poema. Y componerla me dolió mucho, así que también fue bastante inútil. A veces maldigo que Luca contagie su expresividad.
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SLADERS (I). UN CAMINO BAJO LAS ESTRELLAS [COMPLETA]
Paranormal"Eliha tiene dieciséis años, aunque ni siquiera sabe si cumplirá los diecisiete. Le gusta matar, o al menos eso se dice, para poder seguir matando. No quiere creer en las viejas historias que subyugan a la realidad en la que vive. Pero sabe que la...