Como empezaba a hacerse de noche se veía un poco oscuro aunque tenía algunas luces de colores colgadas en el respaldo de su cama que alumbraban un poco la habitación. Prendió las luces y no pude evitar mirar los dibujos que había pegados en una de las paredes, algunos eran de lobos, otros de paisajes y algunos de mujeres. Las paredes eran de un color azul oscuro, casi negro, tenía un escritorio que estaba un poco desordenado con una laptop abierta pero apagada encima del mismo. Se sentó en su cama esperando a que deje de observar todo como una psicópata y me siente con él, me acerqué lentamente hasta quedar a su lado mirando su perfil iluminado por las luces de colores. Lo veía un poco perdido e incluso triste.
-Extraño a mis hermanos.- Susurró después de un rato de silencio.
-¿No viven con vos?- Pregunté curiosa.
-No, ellos se quedaron en Bariloche cuidando nuestra casa.-
-Debe ser difícil para vos no tenerlos cerca.- Lo entendía perfectamente porque me pasaba lo mismo con mi mamá y mi hermano.
-Sí, no sé. Lo que quería mostrarte era esto.- Se paró de golpe y fue directo a su escritorio, abrió un cajón y sacó una hoja un poco grande de adentro. Volvió a su lugar y me la dio. Era mi rostro dibujado a la perfección, tenía el pelo suelto y una sonrisa de oreja a oreja. Me puse a pensar en qué momento él podría haber dibujado eso pero no se me venía ninguno a la mente porque usualmente lo veía en el salón y las veces que nos vimos fuera del colegio fueron pocas.
-Es hermoso Thom, ¿lo hiciste vos?- Sus ojos se iluminaron con un brillo que me sorprendió y contestó.
-Sí, lo hice hace unos meses. Soñé con vos sin conocerte y para no olvidarme de tu rostro apenas me desperté te dibujé.- Sonó sincero, pero era algo raro.
-Qué lindo, me encanta.- Susurré sin dejar de mirar el dibujo.
Estuve un rato más en su casa hasta que me tuve que ir, quiso acompañarme pero no lo dejé porque era un barrio seguro y quería pensar un poco mientras iba a casa. No podía creer todo lo que había pasado hoy, el auto que casi me atropella, la fuerza bruta de Thomas, Matt siendo socio de mi mamá, el fuego que empezó a quemar su remera. Thomas contándome su pasado, su papá que parecía odiarme... Llegué rápido a casa porque venía perdida en mis pensamientos, me acosté a dormir esperando no tener pesadillas esta noche, estaba muy cansada.
El bosque se veía oscuro como si fuera un túnel sin final. Caminaba desesperada intentando encontrar la salida de aquella oscuridad a la que tanto le temía. Ruidos de pasos se empezaron a escuchar cada vez más cerca de donde yo estaba, tenía miedo y empecé a correr sin mirar atrás. Estaba perdida, no había forma de escapar de aquel bosque temeroso, aullidos sonaban cada cinco minutos haciendo que mi piel se erice del miedo. Paré en seco rindiéndome sabiendo que no iba a poder salir de ahí, miré para todos lados intentando acostumbrarme a la poca visibilidad que tenía hasta que vi unos ojos verdes brillantes entre los árboles que me hipnotizaban dejándome quieta y aturdida. Cuando iba acercándose más pude distinguir el cuerpo de esa bestia, un lobo enorme estaba delante de mis ojos mirándome como si fuera su próxima presa. Mi mamá salió por el costado del bosque acercándose lentamente, cuando vio que aquel monstruo iba acercándose cada vez más a mi cuerpo no dudó, agarró una rama con espinas del piso y empezó a cortarse los brazos. Apenas empezó a salir la sangre el lobo se fue directo a ella mordiéndola mientras yo gritaba.
Me desperté gritando, mire para todos lados con la vista nublada a causa de las lágrimas y divisé a mi mejor amiga que me miraba con cara de horror sentada en la silla de mi escritorio.
-Estúpida me asustaste.- Dijo tocándose el pecho que le subía y bajaba violentamente por el miedo.- Me queres matar de un infarto Emma, ¡por dios!- Se levantó de su lugar para sentarse en mi cama.- ¿Otra vez las pesadillas?- Era la única que sabía exactamente lo que pasa en aquellas pesadillas porque solamente en ella confiaba para contarle todo con detalles. Asentí limpiando mis lágrimas mientras me acomodaba mejor en la cama.- No te preocupes, ya pasó.- Me abrazó y nos quedamos así por unos minutos. Miré la hora y suspiré con cansancio viendo que eran las seis de la mañana, me levanté para prepararme para ir al colegio continuando con la rutina diaria.
El viernes llegó un poco cargado de ansiedad y nervios porque había mandado la solicitud para realizar el examen de ingreso en la universidad lo que era suficiente para que me tenga desesperada por saber si me aceptarían o no. Mi hermano sabía lo importante que era para mí ingresar a la universidad y como él ya había pasado por eso cuando envió su solicitud, decidió que tengamos una salida de hermanos ya que era viernes y al otro día no tenía que hacer nada. Cada vez que salíamos juntos a algún restaurante de la ciudad nos encontrábamos con algún conocido de él y lo felicitaban por su 'hermosa novia', nos cansábamos de explicar que somos hermanos porque no tenemos nada de parecidos, así que esta vez decidimos ir a comer a un restaurante un poco más alejado de lo habitual, The Argentine Exprerience era la mejor opción que teníamos y Lucas había llamado a la mañana para reservar nuestro lugar. Mamá nos prestó su auto porque como tenía un descanso iba a aprovechar para dormir todo lo que no dormía en la semana. Cuando llegamos al restaurante sonreí al ver que él había reservado la mesa al lado de las ventanas, nos sentamos y mientras esperábamos que nos traigan el menú nos pusimos a hablar sobre la universidad y cómo le estaba yendo. Después de unos minutos un mozo se acercó a dejarnos los menús, yo ni siquiera lo mire porque estaba leyendo un mensaje que me había mandado Lise. Lucas se encargó de elegir por mi sin querer decirme que había pedido, eso me daba un poco de miedo porque la última vez que hizo eso había pedido pescado y terminé vomitando tres días seguidos. Esperamos unos minutos hasta que volvió a aparecer el mozo con nuestros platos, ahora sí aproveche para observarlo y me sorprendí al ver que se trataba de Milo, el chico que me había chocado en la plaza la semana pasada. Me sonrió y nos deseó un buen provecho, para mi suerte Lucas pidió churrascos con papas fritas para mí y para él churrasco con papas con salsa blanca. Cuando estábamos por la mitad de nuestros platos él decidió hablar.
-Emma... estoy conociéndome con una chica.- Dijo tímido, no me sorprendía porque él era lindo y siempre fue de tener chicas pero nada seguro, lo que ahora veía era la diferencia de cómo él me lo estaba contando. Eso me hacía entender que la cosa venía seria.
-¿En serio?, es genial Lu, mientras vos seas feliz sabes que yo estoy de acuerdo.- Sonreí ampliamente mientras él agachaba la cabeza y me hizo borrar la sonrisa de repente.-¿Cuál es el problema?- Dije preocupada.
-Ella es extraña Em, a veces me hace creer que está todo bien entre nosotros pero cuando soy capaz de abrir mi corazón con ella las cosas cambian, desaparece por días.- Se pasó las manos por la cara frustrado.- Hablé con Alex de esto y me dijo que la deje, que era una zorra.- Sonreí por lo último.
-No hermanito, si ella actúa así por algo es. No quieras que todo salga a tu manera porque no va a funcionar nunca así. Dale tiempo, no debe ser fácil para ella. Entendela.-Me miró cambiando su rostro preocupado a uno más tranquilo.-¿Cómo es ella?- Pregunté intrigada por saber quién iba a ser mi futura cuñada.
-Es hermosa, tiene unos ojos azules que me vuelven loco y una sonrisa que me deja volando por las nubes.- Me reí exageradamente provocando que las personas de alrededor nos miren confundidos.
-Esos sos síntomas de las drogas nene, deberías ir a un centro de rehabilitación.- Dije todavía riéndome, se unió a mi risa y después de que le insista mucho tiempo no quiso decirme el nombre porque quería que fuera su novia oficial para presentarla. Lo odio.
Estábamos en el auto escuchando Kiwi de Harry Styles a todo volumen mientras yo la cantaba como una loca moviendo mi cabeza arriba y abajo despeinándome completamente, mi hermano se reía como un tarado por mi estupidez humana. Cuando llegamos a casa, bajamos del auto y me sorprendió ver a Thomas sentado en la puerta con las manos a los lados de la cara sosteniéndose la misma, en toda la semana no fue a la escuela y le había mandado whatsapp pero no me contestaba por eso mismo era raro que este acá, mi hermano me miro con el ceño fruncido como preguntándome si yo sabía quién era, asentí y me fui directo hacía Thomas agachándome para que me mire. Cuando levantó su rostro pude ver sus ojos morados, tenía el labio inferior lastimado y los nudillos llenos de moretones. Mi hermano se acercó por atrás, lo miré pidiéndole ayuda, así que habló.
-Estás arruinado, ¿qué te pasó?- Mi compañero levantó su cabeza hasta llegar a los ojos de Lucas, me miró asustado, segundos después agachó la mirada. Cuando mi hermano respiró dando indicio a que iba a hablar otra vez Thomas contestó.
-Tuve una pelea hace unas horas con unos idiotas, no te preocupes estoy bien.- Dijo lo último mirándome a mí, asentí y le indiqué que pasara. Subimos hasta mi habitación para que podamos hablar más tranquilos, lo deje un rato a solas y cuando volví lo mire detenidamente observando como sus moretones iban aclarándose lentamente. Levanté las cejas sorprendida entonces él se levantó de golpe negando con la cabeza y se fue corriendo.
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No es lo que parece.
FantasíaTodo parecía ir normal en la vida de Emma. Hasta que un día se ve obligada a reconocer que su vida no era para nada normal comparada con la de otras adolescentes. Al conocer a Thomas su historia dio un giro de ciento ochentas grados iniciando así la...