Capitulo 20.

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Apenas Thomas arrancó el auto empezó a sonar la voz de Tupac en la canción Dear Mama. Lo observe mientras manejaba, tenía los labios apretados en una línea y la mandíbula tensa. Llegamos al bosque en donde empezaría a usar mis poderes, no habíamos hablado ni una sola palabra desde que salimos de casa y era bastante incomodo.

-Es importante que te concentres Emma.- Dijo después de sentarse en el piso, lo imité.- Cerrá los ojos y concéntrate.- Hice lo que me dijo, intentaba no pensar en nada pero no podía. Las imágenes de mis pesadillas aparecían constantemente recordándome que los bosques no son nada confiables.- Emma, por favor no pienses en nada más que tu respiración.- Intenté de nuevo relajándome completamente.- Bien, ahora intenta leer mi mente.- Susurró él. Abrí los ojos sorprendida encontrándome con la mirada desaprobatoria de mi compañero.

-Perdón.- Susurré volviendo a cerrar los ojos. Me concentre en querer leer los pensamientos de Thomas pero no escuchaba nada. De repente su voz vino como un susurro a mi mente.

'Sos increíble'

Fue lo único que pude escuchar porque empecé a sentir algo tibio en mi rostro. Me levanté de golpe, la sangre que salía de mi nariz era impresionante, Thomas se sacó la remera para darmela así me la ponía en la cara y se me hizo agua la boca al instante, no era el momento de pensar en lo increíblemente marcado que tenía el cuerpo mi amigo, me guío al auto. Arrancó desesperado mientras marcaba un número en su celular.

-Tenemos un grave problema, estoy llevando a Emma con Alise para que la ayude.- Habló sin dejar que conteste la otra persona porque cortó enseguida.

Bajamos del auto y me sentía mareada, no podía caminar. De repente se volvió todo negro, me desvanecí escuchando la voz de Thomas pidiéndome que me quede con los ojos abiertos pero no aguanté la pesadez y caí rendida en sus brazos.


Lo primero que sentí cuando desperté fue un dolor de cabeza insoportable, quise abrir los ojos pero apenas lo intenté una luz blanca me cegó obligándome a cerrarlos de nuevo. Sentía mi cuerpo cansado, no podía moverme muy bien, sentía murmullos pero no reconocía las voces. Después de unos minutos intenté abrir los ojos de nuevo, esta vez con éxito, lo primero que vi fue la cara preocupada de mi cuñada y su hermano Dylan. Busqué a Thomas en la habitación pero no estaba, lo que me decepcionó un poco.

-Emma, ¿cómo te sentís?- Alise se acercó inspeccionando mi cara moviéndola a los lados con sus manos.

-Me duele un poco la cabeza.- Susurré.

-La próxima vez vas a tener que desayunar si no queres que te pase esto Emma.- Agache la cabeza mientras asentía cuando escuché lo que me dijo Dylan.

-Thomas fue a buscarte algo de comer. No se movió ni un segundo de tu lado, pero cuando le pedí a Dyl que te traiga comida él se levantó corriendo.- Alise dijo mientras me agarró la mano siendo maternal.

La puerta se abrió lentamente dejando entrar a mi compañero que tenía la ropa con sangre y el rostro pálido. Apenas me miró le dio la bandeja a su hermano acercándose directamente hacia mi, quise sonreír pero al intentarlo me dio una puntada en la cabeza.

-Emma...- Susurró poniendo sus manos en mis mejillas.- Nunca más vuelvas a salir sin comer.- Cerré los ojos disfrutando de su contacto, era algo nuevo.

-¿Qué me pasó exactamente?- Pregunté dudosa. Alise agachó la mirada y Dylan me acercó la bandeja mientras Thomas me ayudaba a sentarme.

- Como no comiste nada en todo el día tu cuerpo te pasó factura... más los entrenamientos.- Dijo mi cuñada.

No es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora