Durante la siguiente semana Thomas se comportó como un extraño conmigo, en el colegio no me saludaba y si le mandaba whatsapp no me contestaba. Después de haber sido ignorada durante tres días seguidos juré no volver a hablarle. Por otro lado Elise estuvo enferma así que estaba sola enfrentando el día escolar.
El miércoles estaba intentando entender un texto para historia cuando me llegó un mensaje de mi mejor amiga.
'Tengo que contarte algo importante. Apenas salgas de la cárcel vení a casa.'
Suspiré cansada, no quería contagiarme de la angina que estaba teniendo Lise, pero otra no me quedó que ir corriendo a su casa apenas sonó el timbre de salida porque la intriga me estaba matando. Entré sin tocar timbre porque obviamente ya soy de la familia, aunque mi amiga sí toque cuando va a mi casa pero es porque una vez le pegué con el palo de la escoba pensando que era un ladrón. Subí las escaleras ignorando el olor a comida que salía de la cocina donde mi segunda mamá cocinaba, cuando entré a la habitación me encontré con una escena un poco extraña. Milo estaba durmiendo en la cama de mi mejor amiga solo en pantalones mientras ella estaba con una toalla que tapaba su cuerpo mojado dándome la espalda. Abrí la boca sorprendida, miraba de él hacía ella tratando de creer lo que mis ojos estaban viendo. Elise se giró pegando un gritito que hizo que su acompañante abra los ojos alarmado, apenas me vio su rostro se puso serio.
-No es lo que parece.- Dijo mi amiga metiéndome al baño con ella rápidamente. Yo no reaccionaba, mi mejor amiga con el mejor amigo de Thomas. Esto se estaba poniendo caliente.
-Entonces explícame lo que es Lise.- Dije sentándome en el inodoro esperando a que ella hable.
-Es largo de explicar Emma.- Suspiró pesadamente.- Hace poco le mande whatsapp porque quería olvidarme de Brandon, todo empezó como un juego pero ahora... no sé, el es un chico increíble. Por más que parezca todo lo contrario con sus tatuajes y su lado serio, de verdad creo que está empezando a gustarme.- Abrí los ojos sorprendida.
-Elise lo conoces hace menos de un mes, no podes decir eso.- Susurré pasando una mano por mi cara.- No merezco explicaciones porque es tu vida y podes manejarla como quieras pero tené cuidado, parece peligroso.- Dije esto último con notable preocupación en mi voz.
-Vos sos la que debería tener cuidado Emma.- Cerré los ojos en busca de calma por sus palabras cargadas de odio.
-¿Qué decis Elise?- Pregunté tratando de averiguar lo que intentaba decirme.
-Emma, revisé el celular de Milo.- Me crucé de brazos dispuesta a darle un sermón de que las cosas ajenas no deben ser revisadas pero me cortó antes de que empiece a hablar.- Antes de que me cagues a pedo te voy a explicar el por qué de mi actitud.- Susurró acercándose más a mi.- Anoche salí de bañarme y lo encontré sentado en mi cama con el rostro preocupado. Me contó que Thomas estaba siendo un estúpido pero no quiso decirme la razón, cuando se durmió el celular empezó a sonarle y eran más de treinta mensajes de texto de tu amiguito. Mi curiosidad pudo más así que los abrí, el primero decía algo como que tenía que olvidarte porque era peligroso para los dos. Ese sí fue contestado por Milo, le puso que deje de ser un imbécil y que te diga la verdad de una vez. Thomas le contestó diciéndole que vos todavía no estabas preparada para lo que estaba por venir, que las cosas las ibas a saber en el tiempo justo. Y a partir de ahí los demás mensajes eran pidiéndole que lo atendiera, que era urgente.- Quedé impactada por todo lo que me contó mi amiga, si era cierto entonces Thomas sabía más de lo que decía.
Me levanté de mi lugar y salí corriendo bajando las escaleras a toda velocidad, seguí corriendo hasta llegar a un callejón en donde pateé un cesto de basura que voló al otro lado de la calle. Me sorprendí por la fuerza con la que hice eso. Cuando me relajé un poco pude distinguir el sonido de mi celular indicando que alguien me estaba llamando, para completar el mal momento era mi papá el que estaba haciendo esa llamada.
-Hola.- Dije con la voz neutra.
-Hija, ¿Cómo estás?- Preguntó el hombre por el otro lado de la línea. Suspiré y largue una risa llena de sarcasmo.
-¿Después de que hayas abandonado a la familia? No te importa.- Medio grité con notable sarcasmo empezando a caminar para salir del callejón y dirigirme a mi casa.
-No seas así Emma, tengo mis motivos.- No había nada peor que un hombre cobarde queriendo excusarse con pretextos estúpidos.
-Ethan, por favor, no hagas esto más complicado.- Suspiré pesadamente.- ¿Qué queres?- Estaba siendo demasiado fría pero él se merecía eso.
-Quiero que le digas a tu mamá que te cuente toda la verdad de una vez Emma. Y si no lo hace me llamas porque yo sí tengo planeado hacerlo.- Era la primera vez que me gritaba cuando hablábamos, lo que hizo que me sobresalte repasando cada una de sus palabras. Cortó y fui directamente a mi casa en busca de respuestas, ya estaba cansada de que me sigan ocultando cosas.
Cuando llegue a casa estaba todo a oscuras menos la habitación de mi mamá, subí directamente para enfrentarla. Toqué la puerta, me indicó que pasara y la vi sentada en su cama con los ojos llenos de lágrimas.
-Hablé con Ethan.- Susurré sentándome en la silla que había en frente de ella.- Pero supongo que eso ya lo sabes.- Esta vez agaché la cabeza cerrando los ojos para ganar valentía y escuchar la verdad. Ella se paro caminando por la habitación haciendo que me ponga más nerviosa de lo que ya estaba.
-Emma, tenes que entender que todo lo que hicimos fue por tu seguridad hija.- Dijo después de calmarse un poco.
-Elena por favor decime la verdad.- Susurré pasándome las manos por la cara.
-Hija, vos sos... diferente.- Dijo agarrándome las mejillas.
-¿En qué sentido?- Me paré bruscamente para ser yo la que empiece a caminar por toda la habitación. Ella estaba por contestar cuando escuchamos que Lucas había llegado y nos llamaba desde abajo.
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No es lo que parece.
FantasyTodo parecía ir normal en la vida de Emma. Hasta que un día se ve obligada a reconocer que su vida no era para nada normal comparada con la de otras adolescentes. Al conocer a Thomas su historia dio un giro de ciento ochentas grados iniciando así la...