Capitulo 13.

24 3 4
                                    


Entramos al comedor agarrados de la mano, lo solté inmediatamente cuando vi a su papá mirándonos con odio. Mirándome, mejor dicho. Nos sentamos juntos, estábamos los tres en silencio. Llegó Alisse hablando con un chico bastante lindo, parecía tener unos tres años más que yo, se sentaron en frente nuestro sin dejar de lado su conversación. Cuando trajeron la comida el chico levantó la vista hacía mi, tenía los ojos marrones, el pelo levantado en un jopo y un lunar cerca de la boca. Me sonrió acto que respondí con otra sonrisa.

-Hola, soy Dylan.- Dijo cuando nadie más estaba hablando.

-Es mi hermano mayor.- Thomas susurró sin sacar la mirada del plato.

-¿Cómo está todo en Bariloche, hijo?- Habló Alexander con su imponente voz.

-Ya sabes papá, gente desaparecida un par de mu...- Mi compañero lo cortó carraspeando, todos miraron hacia mi dirección.- Lo de siempre.- Continuo Dylan después de un largo silencio.

Comí poco por la incomodidad que sentía estando ahí, se respiraba tensión en el aire. Alisse empezó a organizar un viaje para pasar las vacaciones de invierno en su provincia natal, Thomas no estaba de acuerdo por alguna razón no dicha aunque la última palabra la tuvo Alexander diciendo que él iba a ir una semana antes de las vacaciones por negocios y que después podíamos ir todos. Sí, me incluyó en su viaje, abrí los ojos sorprendida y todos rieron, menos Thomas. Después de hablar temas no tan importantes, Alexander dirigió su mirada a mí dispuesto a interrogarme.

-Emma, ¿Cómo te está yendo en el colegio?-. No me esperaba esa pregunta, mi compañero apretó mi rodilla dándome confianza para que responda.

-Realmente bien, señor. Aunque matemática no se me da muy bien que digamos.- Dije sincera, lo último provocó una carcajada de parte de Dylan logrando que todos nos riéramos.

-No te preocupes Em, en esta casa nadie es amante de las matemáticas.- Contestó Alisse.

-Aunque a Thomas le va bastante bien en esa materia.- Dijo Alexander, miré a mi amigo y levantó los hombros restándole importancia.

-¿Siempre viviste acá?- Preguntó curioso el hermano mayor.

-No, viví un tiempo en Estados Unidos.- Tomé un poco de agua para calmar la sequedad de mi garganta, mientras alguien entró a la sala provocando que nuestras miradas vayan en su dirección.

-Hola familia, tengo hambre.- Dijo un Milo totalmente feliz y de buen humor.

-Te confundiste de restaurante amigo.- Respondió Dylan levantándose para abrazarlo. Después de que saludó a todos se sentó en la punta que quedaba vacía en la mesa, una sirvienta, que creo se llama Sara, le dejó un plato bastante cargado de arroz con carne.

Estábamos volviendo a mi casa con Thomas caminando en silencio. Las dudas por las que había ido a visitarlo volvieron a mi cabeza de repente haciendo que mi curiosidad crezca aún más.

-Thomas... ¿No te pasan cosas raras a veces?- Pregunté metiendo mis manos en la campera.

-Mmm... ¿Raras como cuales?- Se cruzó de brazos haciendo que sus músculos se marquen más, detalle que antes no había notado.

-No sé, cosas raras.- Puse los ojos en blanco.

-A veces me olvido de las cosas. Por ejemplo, ayer a la noche me levanté con sed fui hasta la cocina y cuando llegué me olvidé que había ido a buscar. Cuando subí las escaleras me acordé que tenía sed pero no iba a volver a bajar así que me acosté de nuevo.- Levanto los hombros, me reí porque no estaba entendiendo mi punto.

-A mí también me pasa eso, pero me refiero a algo más... anti natural.- No sabía como explicarle lo que quería decirle, y si le decía con exactitud lo que me había pasado iba a creer que estoy loca.

-¿Anti natural? No sé a qué te réferis Emma.- Bufé con impaciencia.

-Es que me están pasando cosas raras Thom, cosas que no son normales.- Dije agachando la cabeza avergonzada. 

-¿Exactamente qué cosas Em?- Bueno quizás después del todo no crea que estoy loca, por ahí le pasa lo mismo.

-El otro día casi prendo fuego a Matt, lo sabes.- Puso mala cara cuando nombre a mi ex novio.- Y después en lo de Lise... Hice que el control de la tele vuele hasta mi.- Miré con detenimiento su reacción esperando que se ría o sea vaya corriendo pero no fue así, justo habíamos llegado a mi casa, él abrió la puerta entrando y subió directamente a mi habitación. Cuando entré lo vi sentado en mi cama pasándose las manos por el pelo.

-Emma tenés que saber que nada es normal en esta vida.- Dijo caminando en mi dirección, cerró la puerta y continuo.-Si tenés dudas investiga, pero no son cosas de las que debes hablar con cualquiera.- Quede muda por su respuesta.

-No entiendo Thomas.- Susurré.

-No es tan fácil tampoco para mi explicarte las cosas, no puedo interferir en tu vida.- Dijo lo último cerrando los ojos en busca de paciencia.

-Ya sos parte de mi vida, no podes volver el tiempo atrás.- Me senté en la cama.- Thomas quiero saber qué carajo está pasando conmigo.- Me pasé las manos por la cara frustrada.

-No puedo decirte nada, si queres saber investiga.- Caminó dándome la espalda hasta la puerta de mi habitación dispuesto a irse. Esperó unos segundos y se giró.- Todo tiene su tiempo.- Dijo y salió dejándome con una intriga terrible. 

No es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora