No es lo que parece.

Prólogo.

Una niña caminaba por un inmenso bosque en busca de su padre que hacia horas había salido y no regresaba. La nieve acumulada en el piso impedía que pudiera caminar con rapidez, el fuerte viento frío nublaba su vista con pequeñas lágrimas amenazando con salir. Caminó durante horas hasta llegar a la parte central del bosque donde su padre estaba cortando la copa de un árbol para juntar leña. Ella, temerosa, no quiso acercarse para no distraerlo de su trabajo. Se quedó atrás de un arbusto tapado por la nieve mientras observaba con admiración cada movimiento que el hombre hacía. De pronto su respiración se aceleró viendo como un lobo se acercaba detrás de su padre como si fuera un demonio, los ojos rojos como la sangre resaltaban en la blanquecina nieve cada vez más cerca de aquel hombre. Ella quería gritar pero su voz no salía, intentó caminar para acercarse y se tropezó con una rama provocando que su cuerpo quedase estancado en la nieve. Su padre la miró sobresaltado e intento acercarse cuando el lobo le saltó encima tirándolo al piso y mordiendo sus brazos. Cuando ella quiso levantarse del piso escuchó un aullido y donde antes se encontraba su padre ahora había dos lobos peleando con furia. Se asustó tanto que apenas pudo salir de la nieve comenzó a correr en dirección a la cabaña en donde había vivido toda su infancia.

Se levantó sobresaltada una vez más por aquella pesadilla que desde hace dos años fue el comienzo de todos sus miedos. Sangre, árboles, nieve y viento es lo único que recordaba de aquello que tanto la atormentaba. Cerró los ojos decidida a conciliar el sueño de nuevo pero era imposible ya que estaba demasiado asustada, miró la hora en el celular y se dio cuenta que faltaban apenas dos horas para que amanezca por lo cual decidió levantarse y darse una ducha. A las seis de la mañana ya podía escuchar los pasos que provenían de la habitación de su mamá. Mientras se vestía sonó su celular y atendió al segundo, se escuchaba una respiración agitada.

-¿Hola?- Preguntó al darse cuenta que la otra persona no iba a hablar primero.-Si no pensas hablar entonces no llames más.- Dijo con furia notable en cada una de sus palabras y cortó. Luego de haberse vestido decidió bajar a desayunar.

-Buenos días fea- Y así es como la saludaba todas las mañanas su hermano Lucas.

-Buenos días horrible- Le sonrió ella mientras le robaba la tostada y se la comía.

-Hey, esa era mía Emma- Protestó queriéndole sacar lo que antes ella le había robado.

-Basta chicos- Dijo su mamá mientras le servía café a Emma.-Buenos días Em.

A las siete de la mañana Emma ya se encontraba en la puerta de la escuela por apenas comenzar su último año en la secundaria. Todos sus compañeros iban a llegar juntos porque la noche anterior habían organizado la fiesta del 'último primer día' a la que ella no asistió porque no era de su agrado. Entró al aula y como todavía no llegaba nadie pudo elegir tranquila su lugar, decidió elegir el último de todos al lado de la ventana así podía abrirla cuando quisiera porque no le gustaba sentirse encerrada. Luego de veinte minutos de paz llegaron sus compañeros acompañados de un parlante portátil en el cual se escuchaba la voz de algún cantante de reggaetón mientras ellos se tiraban espuma y serpentinas. A Emma no le gustaba llamar la atención, era de perfil bajo y quería mantenerse así hasta ingresar a la universidad.

Cuando terminó todo el festejo de sus compañeros se dio inicio al día escolar que ella que creía iba a ser igual a los años anteriores, pero lo que ella no sabía es que comenzaba el año donde su vida cambiaría completamente.