Capitulo 19.

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Después de haber estado sola en el bosque por un rato más me fui a mi casa. Cuando llegué estaba todo oscuro, subí a mi habitación y puse a cargar el celular prendiéndolo inmediatamente. Me entraron mensajes y llamadas perdidas de mi mejor amiga, fui directamente al baño ignorando las notificaciones que llegaban haciendo vibrar el aparato. Me miré en el espejo y noté un hilo de sangre seca en mi nariz, me lavé la cara asqueada. Después de bañarme, vestirme y acostarme volví a agarrar el celular. Fruncí el ceño cuando vi que tenía whatsapp de Alex.

'Lobita, cuando leas esto llámame. Tenemos que arreglar el día de entrenamiento.' 20:35.

'No puedo creer que todavía no me hayas llamado.' 22:50.

Busqué su número en los contactos y lo llamé, al segundo pitido atendió.

-Lobita, ¿Dónde estabas?- Estaba empezando a odiar ese apodo.

-Estaba ocupada.- Susurré, cerré los ojos para concentrarme más en la conversación.- ¿Qué días podes para entrenar?- Él suspiró.

-Los sábados y domingos. Pero no quiero que te estreses por la escuela.- Bufé fuerte provocando una carcajada en él.- Bueno Em, entonces el sábado a las ocho de la mañana te quiero lista, te paso a buscar.- Abrí los ojos rápidamente cuando dijo el horario. Iba a terminar muerta.

-Okay Ale nos vemos.- Susurré cansada, corté la llamada y me dispuse a dormir. Apenas cerré los ojos el celular sonó con un mensaje de mi amiga.

'Abrime, estoy afuera.'

Me preparé mentalmente para lo que creía que iba a ser una noche larga. Bajé descalza hasta llegar a la puerta, cuando abrí me encontré con una Elise pálida, bolsas negras colgaban de sus ojos que estaban rojos indicando que estuvo llorando mucho. La hice pasar y subimos a mi habitación otra vez. Nos sentamos en la cama, ella no hablaba.

-Amiga...- Su voz áspera me sacó de mis pensamientos.- Tengo que contarte algo malo. Muy malo.- Asentí indicándole que podía continuar.- No me mates.- Susurró agachando la cabeza.

-Habla de una vez Lise, por favor.- Una lágrima rodó por su mejilla antes de que levantara el rostro hacía mi de nuevo.

-Estoy embarazada.- Dijo en un susurro casi inaudible. Abrí mis ojos como platos y si no hubiera estado sentada me hubiera ido de culo al piso. No puede ser verdad, no puede estar pasando esto. Me pasé la mano por la cara cuando ella empezó a sollozar.

-Mills, ¿cuántas veces te dije que usaras protección?, dios mío, ¿dónde tenias la cabeza?- Bufé pesadamente.

-No te gustaría saber donde tenía la cabeza.- Susurró ella mirándome apenada.

-¡Qué asco Elise! Te voy a matar.- Me levanté de la cama caminando de un lado a otro.- Milo es un...- Susurré mirándola lentamente.

-Si Em, ya lo sé.- Agachó la mirada otra vez.- Se fue todo a la mierda amiga.- Asentí sentándome a su lado otra vez.- Estoy asustada.- La abracé con fuerza haciendo que caigamos hacia atrás.

-Todo va a estar bien.- Susurré en su oído.

Mi amiga se quedó a dormir, hablamos un poco de todo hasta que ella lo nombro a Thomas.

-Se nota que él siente algo por vos Em.- Negué con la cabeza y ella sonrió ampliamente.- Se preocupa, te llama, te tiene en cuenta...- Iba a seguir hablando cuando la corté.

-Se acuesta con Adele...- Levanté mis hombros restándole importancia. Ella sonrió.

-¿Celosa, linda?- Dice mi amiga chocando su hombro con el mío. Rodé los ojos cansada girándome para dormir.- Deberías aclarar tus pensamientos para saber qué sentís exactamente Em.- Fue lo último que escuche antes de dormirme.


Era sábado, ocho de la mañana, tenía una cara de zombie terrible combinada con mi ropa deportiva y esperaba que Alex venga a buscarme. Cuando escuché la bocina del auto salí rápidamente, entré saludándolo con un beso en la mejilla mientras él arrancaba para irnos a nuestro lugar de entrenamiento. Llegamos a un gimnasio que quedaba bastante lejos de la ciudad, tenía algunos vidrios rotos y el aspecto abandonado hacía erizar mi piel. Cuando entramos el olor a sudor invadió mis fosas nasales provocando una mueca de asco en mi cara, el amigo de mi hermano me guió hasta unas escaleras que iban al subsuelo. Entramos por la puerta corrediza y abrí los ojos como platos viendo lo inmenso y limpio que era ese lugar, había diez cintas para caminar de las cuales todas estaban siendo usadas por chicos musculosos, cinco bolsas de boxeo, un ring y varias maquinas más que no reconocía. Se escuchaba Phenomenal de Eminem saliendo por los parlantes a los costados de las paredes blancas.

-Bienvenida al lugar donde sucede la magia preciosa.- Lo mire confundida por su sonrisa esplendida. Caminamos hasta las bolsas de boxeo, sonreí imaginando que iba a empezar mi entrenamiento golpeando la bolsa. El vio mis intensiones y negó con la cabeza.- No querida. Vas a tener que correr durante una hora alrededor del gimnasio.- Abrí la boca espantada, él empezó a reírse como un idiota aplaudiendo para que empiece a correr.

Pasó una hora y yo creía que iba a morirme, el pecho me ardía terriblemente, mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho. Cuando corríamos con Lise no era ni la mitad de lo que tuve que correr acá. Suspiré aliviada sentándome en el piso frío que calmaba mi calor infernal.

-Mové el culo Emma que esto recién empieza.- Puso los brazos en su cintura mientras me pegaba patadas con poca fuerza en mis piernas. Cerré los ojos buscando paciencia y me levanté con pesadez.- Así me gusta lobita, tenes que ser fuerte.- Le saqué el dedo medio mientras iba hacia las bolsas de boxeo nuevamente. En la pared había un cartel grande con una frase de Mohhamad Ali que decía:

'Quien no es lo bastante valiente para correr riesgos no conseguirá nada en la vida.'

Sonreí por la motivación de aquella frase, Alex sostenía una de las bolsas mientras esperaba que me termine de sacar mi campera deportiva y me ponga los guantes.

-Bien. Ahora tenés que empezar a golpear la bolsa sesenta segundos  y otros sesenta de descanso Emma,  mantené tu peso con tus pies.- Señaló mis piernas y luego las de él mostrándome como debería pararme según con qué pierna tenga más fuerza.- Ahora sí después de ponerte en posición ya podes empezar a pegar.- Tomé velocidad con mi mano derecha para empezar a golpear la bolsa con violencia mientras que con la mano izquierda me costaba un poco más.- Emma tenés que dejar la muñeca recta si la doblas podes quebrarte.- Dijo Alex cuando di un mal golpe con mi izquierda haciendo que cierre los ojos con fuerza. Estuvimos un rato así hasta que me indicó que pare.

El día pasó volando, a las doce del mediodía ya estábamos volviendo a mi casa mientras me explicaba algunas técnicas para golpear. Cuando llegamos en la puerta estaban Lucas y Thomas hablando animadamente, fruncí el ceño confundida. Bajamos del auto para ir hacia ellos, el amigo de mi hermano pasó su brazo sobre mi hombro con una ceja levantada. Llegamos al lado de los chicos y mi compañero lo fulminó con la mirada, mi acompañante bajó inmediatamente su brazo para abrazar a mi hermano. Thomas me miraba mal pero no le di importancia.

-Em, ¿cómo estuvo el entrenamiento?- Dijo mi hermano con una sonrisa en su rostro.

-Agotador.- Susurré haciendo que me limpiaba una gota de sudor falsa.- Tu amigo no me dejo respirar ni cinco minutos.- Alex negó con la cabeza divertido mientras Thom mantenía su lado serio.

-Esa era la idea nena, ahora te toca la otra parte.- Me pasé las manos por la cara demostrándole a mi hermano que estaba agotada.- Hablé con mi cuñado para que te enseñe a usar tus poderes.- Pegué un grito ronco que hizo reír a todos. Mi amigo me guió hasta el auto agarrándome de la mano, inmediatamente sentí una corriente recorriendo por todo mi cuerpo, eso era nuevo.

No es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora