Capitulo 23.

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Lucas y Emma en multimedia. 


Thomas estaba sentado en el piso con sangre brotando de sus nudillos, las lágrimas salían de sus ojos. Nunca lo había visto de esa manera, el odio y el rencor brotando por cada parte de su cuerpo. Me acerqué poco a poco mientras él seguía con la mirada perdida entre las cosas que había desparramado en la habitación, le acaricié la mejilla y él se derrumbó por completo llorando como un nene perdido. Verlo así me lastimaba muchísimo, siempre se mostró fuerte estando conmigo salvo esas veces en donde me expresaba como se sentía realmente, pero ahora estaba totalmente ido, perdido entre sus recuerdos. Estuvimos como una hora sentados en la misma posición mientras yo lo abrazaba dándole consuelo, no quería hablar y arruinar su desahogo, lo que sea que le esté pasando es doloroso. Anocheció. Mientras que yo pensaba que Thomas no iba a hablar su voz salió de su garganta como un gruñido.

-¿No era que el tiempo lo curaba todo? Todavía siento como si fuera ayer que mi mamá me abandonó teniendo once años... dejándome solo...- Lo abracé más fuerte.

-No Thomas, el tiempo no cura nada. Nosotros somos los que tenemos que sanar nuestras propias heridas, el tiempo es solo una herramienta para que salgamos adelante.- Susurré acariciándole el pelo.

-Emma, la extraño. Ella era mi heroína. Cuando caía ella era quién me levantaba, me daba ese amor incondicional sin importar lo que pase.- Lo entendía totalmente, con la diferencia de que yo sí tenía a mi papá en cambio él perdió a su mamá para siempre. Suspiré tragando el nudo que se había formado en mi garganta.

- No es fácil pero tenes que ser fuerte, ser ese hombre que ella hubiera deseado que seas.- El bufó enojado.

- Nunca voy a ser esa persona que todos esperan que yo sea. Soy un monstruo Emma.- Negué con la cabeza, lo agarré del mentón mientras lo obligaba a que me mirase. Tenía los ojos rojos de tanto llorar, me mataba verlo así.

- Nadie dice que va a ser fácil Thomas... Y no entiendo por qué decís que sos un monstruo.- Él cerró los ojos apretándolos fuerte como queriendo borrar imágenes de sus pensamientos.

- Maté muchas personas cuando estuve en Bariloche cuando apenas empecé a convertirme en lobo.- Abrí los ojos como platos.- Tu papá me encontró cuando estaba perdido, porque el mío estaba más concentrado en ser un buen líder acá , él me ayudó mucho a centrarme y ser mejor persona. . Pero todo lo que hice en mi pasado está vivo en mi interior torturándome cada minuto que pasa.- Agachó la cabeza triste.

- No te tortures Thomas, es nuestra naturaleza. No podes exigir ser un pan de dios cuando por nuestra sangre corre la naturaleza de un hombre lobo.- Lo intenté calmar, el asintió no tan convencido.

La puerta se abrió lentamente dejando ver la figura de Alise, sonreí en forma de saludo y ella se agachó para estar a nuestra altura.

-¿Cómo estas Thom?- Susurró su hermana. Él se encogió de hombros, yo decidí irme para darles privacidad.

Caminé por el pasillo con mil pensamientos rondando por mi cabeza, nunca creí que iba a ver a mi amigo de esa forma, me hacía acordar cuando con Elise teníamos problemas y nos apoyábamos la una a la otra. La extrañaba demasiado, ya tenía un poco de panza y estaba emocionada por saber qué era lo que iba a ser mi ahijado/a. Porque obviamente iba a ser mi ahijado/a, no me aguanté a mi mejor amiga en sus peores momentos, no aguanté sus locuras para que no me deje ser la madrina de su bebé. Aunque de alguna manera sospechaba que iba a ser una nena hermosa.

Mi hermano estaba en la cocina lavando las verduras para hacer la comida, lo abracé de atrás haciendo que salte del susto.

-Alise, amor, acá no podemos pero cuando terminemos podemos...- Lo corté de inmediato.

No es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora