Llegué al colegio temprano para poder sentarme en mi lugar y hacerme una idea de qué cosas pueden ir cambiando en mi vida después de haberme enterado lo que soy capaz de hacer. Tenía miedo de estar rodeada de humanos porque no quería lastimar a nadie. Por lo que estuve leyendo las emociones influyen mucho en los poderes que tengo, más que nada la ira o el odio. Cuando entré al salón no esperaba encontrarme con nadie por eso mismo quedé paralizada en la puerta cuando vi a Thomas hablando con Elise, el primero sentado en mi lugar. Llegué a su lado y carraspeé para que se dieran cuenta de mi presencia, mi amiga me miró levantándose para abrazarme, cuando me soltó mire a mi compañero esperando que se mueva de mi lugar pero no estuvo dispuesto a hacerlo.
-Emma...- Susurró mi amiga haciendo que la mire para terminar con la guerra de miradas que estaba teniendo con él.- Te extrañe, fui a tu casa un par de veces pero tu mamá me dijo que no te sentías bien.- Asentí con la cabeza y deje la mochila arriba de la mesa en la parte que me correspondía.
-¿Ahora te sentís mejor?- Dijo Thomas con algo de sarcasmo en su voz.
-Sí, gracias por preguntar.- Quería ignorarlo por la actitud que estaba teniendo conmigo.
-Ya que te sentís mejor...Hoy a la noche Milo va a correr en una picada. ¿Me acompañas?- Mi amiga me miro con suplica en los ojos, asentí de nuevo con la cabeza porque no quería hablar.
-No vas a ir ahí Emma.- La voz autoritaria de Thomas nos hizo mirarlo con las cejas levantadas.- Es peligroso.- Agregó levantando los hombros. El timbre sonó dando inicio al día escolar, mi compañero se levantó para sentarse en su lugar y con mi amiga sonreímos al ver que podíamos sentarnos juntas.
-Los días que faltaste él se sentó en tu lugar.- Dijo Lise susurrando para que el profesor de mal aliento no nos escuchara.
-¿En serio?- Seguía copiando los ejercicios del pizarrón y cuando mi amiga iba a contestarme el profesor se giró echándonos una mirada de advertencia.
-Si en serio, me preguntó por vos todos los santos días. Es un pesado.- Susurró de nuevo después de un rato. Sonreí como idiota, volví a mirar al pizarrón y Paul nos miraba de brazos cruzados.
-Evans, Mills si es tan interesante lo que están hablando para que interrumpan mi clase cuéntenlo a toda la clase por favor.- Se apoyó en el escritorio esperando nuestras respuesta mientras todos nuestros compañeros nos miraban expectantes.
-Estábamos hablando de por qué carajos no se lava los dientes antes de venir al colegio que tiene que matarnos a todos con su aliento a pescado podrido.- Dije levantándome de mi asiento con valentía provocando la mirada asombrada de todos, si creía que podía hacerme pasar vergüenza delante de mis compañeros estaba equivocado. Adele no tardó en hablar.
-¡Ay profesor! ¿Cómo va a dejar que una alumna le responda de esa manera?- Dijo ella con su voz insoportable logrando que mi odio crezca.
-No te metas pedazo de plástico mal teñido porque vos vas a salir perdiendo.- La apunté con el dedo mientras hablaba. Todos me miraron asombrados. Lise tocó mi pierna para que la mirara, me dio una advertencia con los ojos y caí en lo que había dicho. El aula estaba en silencio mientras que el profesor Paul y Adele me miraban con odio. No entiendo por qué reaccione así, estoy sorprendida de mi misma.
Después de que pasó todo el profesor me puso una amonestación y tuve que soportar su mal aliento por media hora más después de que terminaron las clases porque quería hablarme de cómo se debe respetar a los mayores incluidos mis compañeros. Salí del aula aliviada de respirar aire fresco, caminé hasta la salida y ahí estaban Lise, Milo y Thomas esperándome, sonreí cuando los vi. Cuando llegué a la parada del colectivo estaban hablando de la carrera en la que iba a participar Milo, yo los ignoraba leyendo los tweets que habían en el inicio de la aplicación. Fruncí el ceño cuando vi lo que había puesto Adele.

ESTÁS LEYENDO
No es lo que parece.
FantasiaTodo parecía ir normal en la vida de Emma. Hasta que un día se ve obligada a reconocer que su vida no era para nada normal comparada con la de otras adolescentes. Al conocer a Thomas su historia dio un giro de ciento ochentas grados iniciando así la...